Diedro Norte de Telera. El Coco

Estoy en un desplome. El último seguro, malo, a unos veinte metros. La presa de mi mano derecha se rompe, pierdo el equilibrio mientras veo cómo comienza a agrietarse la presa de la mano izquierda, voy a comenzar a caer cuando... me despierto.




Unas gotas de sudor se deslizan por mi pecho. Hace calor. El silencio de la noche solo es roto por los lejanos ladridos de un perro. Una vecina comienza a jadear. Son jadeos rítmicos, cadenciosos, calientes.


No puedo dormir. Los jadeos cadenciosos se convierten en gemidos lividinosos, escandalosos, solo rotos por grititos de placer. A mi lado, Isabel duerme tranquila, ajena al drama nocturno.


Hace calor, me levanto a beber. Frente a mí, en el espejo, está él, le conozco de otras veces, me ha acompañado en muchas ocasiones, de hecho le debo algunas vidas. Es el Miedo. Trato de calmarle. "Tranquilo, a lo mejor Chavi se duerme y no llega. A lo mejor se hace tarde y nos vamos por la Senda de los Cuervos"


Cuando vuelvo a la cama el perro se ha callado, la vecina también. Duermo un poco hasta que suena el despertador. Son las cinco de la mañana.


Nos levantamos los dos, Miedo y yo. Desayuno un poco, Miedo no come nada (creo que está acojonado) y vamos, como siempre, al Erosky donde hemos quedado con Chavi.

Chavi, como siempre también, llega puntual, animoso y decidido. Ni Miedo ni yo nos atrevemos a decir nada y cargamos las cosas en un coche para ir hasta Tramacastilla.


Cuando comenzamos a caminar ya son las siete y media, "muy tarde" dice Miedo, Chavi y yo, como si nada, comenzamos la caminata hasta el pie del embudo que da acceso al Diedro Norte que se ve en lo alto, muy lejos, negro y repelente.


La pedrera, como era de esperar, desagradable y penosa. Llegamos a un largo nevero que nos complica el paso. Trepamos por las rocas compactas y algo difíciles de la derecha. Llegamos al estrechamiento. Pensamos que es La Pera. La reseña dice que por la izquierda, pero por allí no se ve color. Intentamos por la derecha. Por allí no es. Para bajar abandonamos un mallón. Al final, Chavi, tozudo, pasa con un largo difícil ¿V+, 6a? Miedo mira el reloj, se ha hecho muy tarde. Esto huele a vivac.


Cuando estamos por encima, nos damos cuenta del error. La vía escaquea este estrechamiento por las pendientes herbosas de la izquierda (sentido subida) para llegar a la verdadera Pera por una vira.


Son más de las doce y todavía estamos comenzando la vía.


En cuanto a la vía, pues lo esperado, roca mediocre, a veces mala, a veces terrosa, a veces con caca de chova, seguros escasos, a veces buenos, a veces malos (Miedo escala a mi lado, casi siempre callado, aunque a veces me dice "Tantea la roca, que esto está muy roto" "Ponte algún seguro, tío, que llevas veinte metros a pelo"). Es ese tipo de vías que, más que bonitas de hacer, son bonitas de haberlas hecho. Claro que el entorno es impresionante y en todo momento se tiene la sensación de estar escalando una soberbia ruta.


Chavi escala un largo enrevesado, con unos desplomes al final. La cuerda se engancha y no hay manera de que corra. Tiene que soltarse una de ellas para terminar el largo. Hemos vuelto a perder un buen rato. "La buena noticia, me dice Chavi, es que hemos empalmado dos largos".


Sin querer, yo también empalmo los dos siguientes y, cuando llegamos al final de lo difícil, nos quedan cuatro largos y ya está anocheciendo. Chavi se empeña en ir por donde no es y hace un largo extra, con rápel incluido. Escalamos una canal fácil y en estado ruinoso. Ya de noche, una travesía a la derecha. La reseña dice que un largo pero, con la luz de la linterna no se ve nada y parece que puede salirse directamente. Reunión sobre friends de "mírame y no me toques" (Miedo no dice nada, total, no le hacemos caso). Chavi sube directo hacia arriba por terreno fácil pero descompuesto y difícil de asegurar. Otro corto larguito y llego arriba. Al otro lado de la pared hace viento fresco. La luna creciente ilumina la montaña. Cuando Chavi se reune conmigo son las doce menos diez de la noche.


Llamamos a casa para advertir que llegaremos tarde, subimos a la cumbre, apenas cincuenta metros, y comenzamos el descenso por el laberinto de rocas y paredes en busca del Paso Horizontal. Después la bajada por la atipática pedrera donde tropezamos, torpes, de vez en cuando. Estamos muy cansados.


A las tres de la mañana llegamos al coche, casi veinte horas después de comenzar la excursión. Y no hemos comido más que un plátano cada uno.


Montamos en el coche y emprendemos la vuelta. Miedo se queda dormido, quién sabe, tal vez hasta la próxima excursión.







7 comentarios:

Chavi dijo...

Que miedo nos acompañe y nos proteja, siempre está ahí, a veces parece que se ha ido pero entonces empiezan los jadeos y resoplidos llamándole para que venga y en realidad no se ha ido, estaba ahí pegado al culo.
Cuanto habría que hablar del miedo y que poco hablamos y como lo escondemos o al menos eso creemos.
No nos abandones, avisanos de los peligros y dejanos pensar, serás un gran aliado.

carliños el de "Lugo" dijo...

que buena caracoles!!! vosotros si que sois de otro planeta,.... lo único que puedo deciros ahora es que cada palabra que leo de vuestros comentarios es un movimiento más de motivación que me lanza a la verticalidad....

ramonio dijo...

en dos palabras: "grandísimos maestros". parece que estaba haciendo la via con vosotros mientras leia vuestras reseñas. enhorabuena aventureros.

Jesús Cinto (el primo de zumosol) dijo...

Enhorabuena por tan buena ascensión y mejor relato.
Lorenzo se la haces extensible a miedo; pensaba que este, solo escalaba conmigo, pero me tranquiliza saber que es colega tuyo también.

Anónimo dijo...

Leyendo vuestro relato me dan ganas de cambiaros el nombre de caracoles (animales tranquilos y...hemafroditas) por el de toros bravos ! (vaya cojones y vision torera de la montaña que teneis !)...ademas ...tambien tienen cuernos.

Desde mi casa veo el Diedro Norte de Telera ...que nunca he de escalar, lo que me empequeñece y fuerza al anonimato.

Inazio dijo...

Con el anónimo de Tramacastilla residente en Barcelona ya somos dos de la subespecie “caracoles gallináceos”. Cuando Lorenzo me propuso acompañarles a semejante empresa antepuse mi cita con el con el peluquero a ir a Telera.
Felicidades por ambos relatos, aunque Lorenzo podrías haber dado mas detalles y extenderte con la “vecina jadeante” el tema daba de si y queríamos mas.
Así mismo felicidades por salir bien parados de la aventura y hacernos participes de una vía que nunca figurará en mi “ridiculun”.

Antonio Anzas dijo...

Hoy me incorporo al "tajo" y como uno no tiene internete en casa, no habia leido vuestros comentarios, sabia mas o menos algo, cuando tomamos la cervecita en casa de Chavi.
Lorenzo la piada sensacional, digna de formar parte de las piadas mas antologicas, enhorabuena a los dos, pero ahora que tengo mas detalles, creo que yo tambien tendre que ir al "peluquero" si se presenta otra.