Cabeçó d´Or: Libro de Eibon + Patricia rítmica, 230m, 5 largos, 6ª+
2º parte de una escapada invernal allá por enero del 2020.
Hacía bastantes años que no escalábamos en Alicante. En cierta época la visitamos asiduamente, pues sus paredes permiten escalar al calorcito en invierno. La provincia es pródiga en tapias y vías largas, y así poco a poco fuimos conociendo el Peñón de Ifach, el Ponoig, Puig Campana, El Divino, Orihuela, Redován y otras zonas.
El diedro-bavaresa del primer largo: ¡Una pasada! |
Por lo que sea, nunca se nos ocurrió
parar en el Cabeço d´Or. Tampoco parecía ser una zona muy de moda, o había
dejado de serlo cuando empezamos en serio con esto de la escalada, a finales de
los 80. Pero aquí estamos ahora, bajo estas paredes que se elevan verticales
sobre un paisaje de antiguos bancales agrícolas, hoy ocupados por un matorral
mediterráneo al que la presencia del palmito da un toque exótico. ¡Qué de veces
nuestra búsqueda de paredes nos lleva a toparnos con el abandono del mundo
rural!
Llegando a la 1ª reunión |
Cansados por el viaje, hemos vivaqueado en una explanada junto a una pista de tierra. La noche ha sido fresca, los sacos están empapados de rocío. La tierra, si se la puede llamar así, es una especie de polvo blanco-amarillento que se pega en todas partes, en especial en los sacos mojados. Una luminosidad especial nos envuelve, esa luz mediterránea tan característica que resalta los áridos colores del paisaje: amarillo de la tierra, gris rojizo de la roca, verde oscuro del matorral. ¡Qué distinto es este verde, áspero y coriáceo, del verde jugoso y tierno de los prados del norte! Aun así hace frío. (En un bar nos dirán que el frío mañanero y el rocío aquí no son para nada lo normal) La montaña forma un inmenso estrato que se estira de norte a sur, y por desgracia, las paredes escalables miran hacia el oeste. Estaremos a la sombra hasta el atardecer, y tendremos que alejarnos de la pared si queremos secar los sacos.
La entrada a la vía. |
En la 1ª reunión |
Un par de horas más tarde, nos hemos tomado un café en Busot, el pueblo más cercano, y hemos conseguido secar los sacos de dormir. Las paredes siguen en sombra, pero la temperatura es agradable y el día es corto. Montamos en el coche y nos acercamos a la pared por la carretera que lleva a las Cuevas de Canelobre, la atracción turística local.
Seguimos a pie la pista en la que hemos dormido cosa de 30 min., bordeando el conjunto de tapias que forma el Cabeço d´Or. El aspecto de las paredes es impresionante. Hay roca a patadas, y las dimensiones engañan. Parece mentira que no tengan más de 250 m. En una bifurcación aparece una señal: en la Peña de Alicante no se puede escalar a partir del 1 de enero. Bueno, nosotros vamos a la Pared de los Alcoyanos.
Un paso duro en el 2º largo del Libro de Eibon |
2º largo, 6a+ |
En un momento dado, la pista asciende a un colladito, y a su izqda. aparece una vivienda. Con su pequeño huerto, su mirador, su porche y su jardín de cactus parece el retiro ideal para un hippy nórdico. El lugar tiene una belleza especial, se diría un lugar de poder… Pero me temo que yo no podría soportar el calor. Durante mucho tiempo vivió allí un tal Fritz Ulrich, expatriado suizo bien conocido por los locales, y ahora vuelve a estar habitada y cuidada, por lo que hemos visto.
Justo junto a la casa asciende un sendero que atraviesa el pinar y nos planta bajo las paredes. Sin mucho problema nos orientamos, y nos instalamos junto al antiguo pozo de una mina. El plan del día consiste en combinar dos vías, “El libro de Eibon”, 90 m, 6ª, y Patricia Rítmica, 6ª+, que suman 230 m y “una de las mejores opciones para la escalada en el Cabeço”.
Patricia Rítmica, 6a/6a+ |
Mismo largo visto desde arriba |
Un diedro bavaresa bastante vertical se pierde en la altura. Su escalada es gozosa y con canto, pero atlética. Hay aire entre los parabolts, y entrarían bien seguros entre medias, pero me he dejado las piezas grandes abajo, y además esta temporada llevo un buen entrenamiento en bavaresas…Tras 40 ó 45 m llego una reunión con vistas, y me dispongo a disfrutar del espectáculo de los movimientos de Juan en este V+ o 6ª de continuidad. ¡Una maravilla de largo!
La continuación se presenta más delicada. La fisura va cerrándose, y tras unos pasos en placa (dos parabolts) hay que estirarse para volver a pillarla y darse el paso clave, de nuevo en bavaresa de una lajita, protegido por un clavo providencial, antes de chapar el siguiente parabolt. Una sección difícil que requiere decisión, 6ª+. El resto del largo, ya más cómodo, nos conduce a una amplia repisa o jardín.
Recorremos la repisa unos 40 m hasta llegar a la pared. Ahora seguiremos por “Patricia Rítmica” en tres largos semiequipados que nos llevarán hasta el Ojal, un megapuente de roca muy cerca de la arista. El primer largo se muestra amenazante y me genera dudas. Tras unos pasos en placa, protegidos por un parabolt y algún clavo, hay que salir a la izquierda para alcanzar una fisura-laja que promete más bavaresa. El terreno es verticalillo, 6ª+.
En la laja del tercer largo |
Llegando a la 3ª reunión. |
Como casi siempre, la claridad de la
acción disipa las brumas de las expectativas. Una vez centrado en la escalada
el dialogo interno se interrumpe, no hay lugar para sentir temor, ni confianza,
ni dudas, ni nada más allá de la impecabilidad del gesto. Los pasos van
saliendo, chapo el parabolt, me planto en la fisura-bavaresa. Y allá donde
antes de empezar temía verme bloqueado en lo más duro, me encuentro en un
terreno gozoso de fácil protección, con suficientes relieves para los pies que
me permiten reposar y protegerme con comodidad. Bastante más peleón era el
pasito del 2º largo, la verdad.
4º largo, un V duro. |
Iniciando la travesía del 5º largo |
Juan continúa por otro largo, duro para ser V, que nos conduce a un hombro, desde el cual una travesía horizontal y de lo más estética, protegida por clavos y algún parabolt, nos lleva a una canal y al “Ojal” donde termina la vía.
¡Qué pasada de escalada! ¡Vaya calidad! Mientras rappelamos (dos tiradas de 60 m) no podemos evitar la sonrisa de oreja a oreja. Es la hora mágica en que el sol tiñe de miel las paredes, y los relieves de la sierra se estiran con inusual nitidez hasta perderse de vista sobre las áridas colinas aterrazadas. Definitivamente, este es un lugar de poder.
Terminado la vía |
En el ojal |
Hemos acertado con la vía, y hemos encontrado exactamente lo que veníamos a buscar: una buena vía, dura, larga y estética, que nos ha regalado un bello esfuerzo en un entorno agreste y solitario.
Nos hemos ganado el café en Busot. Y ojalá tengamos tiempo de localizar un vivac algo más protegido que la cutrez de ayer.
Lasarte anaiak
Trazado de la vía |
1 comentario:
Muy buenas vías,
no conocemos esas zonas del Levante. En esas paredes que comentáis, hay vías largas equipadas? Ojeando un poco por ahí, me da la sensación de que es todo terreno de aventura, y no sencillo precisamente.
Un saludo,
Anton
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