Lorenzo y Chavi
No todo es roca y es bueno de vez en cuando cambiar el color de las fotos.
Aprovechando una nevada tardana de este puente de 1 de Mayo nos dirigimos a conocer la zona de Ardiden empujados por el libro de Bellefon.
Las previsiones de Lorenzo eran mucho coche y poco monte (salimos en el día desde Zaragoza/Huesca) con lo cual llegaba a tiempo a clase de baile con su mujer a eso de las 9. Acertó a medias porque mucho coche si había y cuando habíamos pasado dos collados con sus correspondientes subidas y bajadas y teníamos por fin delante el Ardiden unos 600 metros por encima de nuestras cabezas la clase de baile ya no iba a ser con Isabel sino más bien era una clase de zumba allí mismo de la soba que nos estábamos dando.
Tras unas seis horas de foqueo y de sube y baja, quita y pon, coronamos el Ardiden en un magnífico día primaveral.
A la bajada congeniamos con unos franceses que nos encontramos y que bajaban por otro camino que evitaba volver a remontar los dos collados del trayecto de ida pero acababa en un lugar distinto al de inicio nuestro y gentilmente nos llevaron en su coche en busca del nuestro.
Y así sin más disfrutamos de un bonito día de montaña y también de un excelente descenso con esquís.
Aparcar el coche y ponerse los esquís, un lujo a estas alturas de temporada |
Subiendo por la estación de esquí cerrada de Luz Ardiden |
El día anterior una nevada ha dejado el monte impresionante |
Iniciando la bajada del primer collado al fondo el segundo collado y detrás todavía no se vé el Ardiden |
Bonita traza que lleva al segundo collado |
Coronando el segundo collado |
Desde el segundo collado aparece el Ardiden, hay que perder unos 250 metros de desnivel y otra vez a darle. |
La traza invita a recorrerla |
La norte del Vignemale entre las nubes |
Un bonito día en el monte |
3 comentarios:
Que distintos puntos de vista.. unos dando gracias a esas bajadas de temperatura.. y otra lloriqueando por el frío que ha pasado en Montserrat..Pero me alegro de vuestra hazaña, enhorabuena!
Y muuuchas gracias a no sabemos quién que abrió una estupenda huella en los veinte o treinta centímetros de nieve polvo y nos marcó el camino a seguir, cosa que no teníamos demasiado claro.
Que preciosidad de pico, me encanta este nuevo color "blanco" de los pingüinos majaras jejeejej. En cada temporada se puede disfrutar de la roca con diferentes tactos en los pies bien sean los gatos, bien los grampones, bien los esquís. Mola la salida y la anoto para próximo año... Oleee por esas huellas tan bonitas... rastros que deja el ser humano de manera limpia sobre el manto nival. Un saludo de las neskas!!!
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