GALAYOS, TIERRA DE RECIOS… Gran y Pequeño Galayo

 

 

Gran Galayo, la Malagón sigue las evidentes fisuras a la izquierda del Gran Diedro

Gran Galayo,  via Malagón, largo 3º, IV sup

 

GALAYOS, TIERRA DE RECIOS…

Gran y Pequeño Galayo, agosto del 22

 

Agosto va pasando. De nuevo Juan dispone de algunos días, y de nuevo las tormentas impiden pensar en el Piri o en los Picos de Europa. Nuestra mirada se dirige pues hacia las montañas de las resecas estepas del Sur, hacia los Galayos, esa tierra de recios.

Recojo a Juan en Gasteiz, y tras recorrer 460 km el coche asciende con dificultades las duras rampas revestidas de gigantescos pinos que suben de Guisando al Nogal del Barranco. Estamos a 1100 m. Comemos algo, preparamos las mochilas y a eso de las 16:30 nos ponemos en marcha.

Pasamos la fuente Macario, que mantiene pese a la sequía un hilillo de agua. Poco más arriba el valle se angosta en La Apretura, e iniciamos la subida por las Zetas. Las primeras cabras montesas se dejan ver, y a la hermosa luz del atardecer, los relieves de los Galayos lucen sus más bellos ropajes… Allí están todas, la Punta Maria Luisa con su imponente diedro, los Galayos Grande y Pequeño, las Agujas Roja y Negra, el Torreón… Todas teñidas de dorado al desgajarse las nubes, mientras nosotros y la senda permanecemos a la sombra.

En una revuelta del camino aparece el refugio Victory (1970 m), pequeño y rodeado de plataformas de vivac, en una de las cuales nos instalamos. El guarda es un joven guía de montaña, David Bautista. Le pregunto por el agua, pues la fuente apenas mana. David me tranquiliza: hay un problemilla con la manguera, pero la fuente del Victory nunca se ha secado hasta ahora.

Con las últimas luces cenamos. Se desencadena un fuerte viento, frío y desagradable, y nos ponemos toda la ropa. Estas serán las únicas jornadas fresquitas de este verano.




Curioso lugar, los Galayos. A decir verdad, es un paraje de dimensiones modestas, apenas una vertiente orientada al sudoeste de un barranco que baja de la Sierra. Pero al estar recortada en multitud de agujas, torres y canales las posibilidades que ofrece para la escalada son más que abundantes. Por historia y tradición, sus vías de escalada tienen un carácter recio, son severas y están prácticamente desequipadas, incluso cuando hablamos de las clásicas más repetidas.

No circula demasiada información sobre sus vías. Las guías que existen están ya desfasadas y son de lo más escuetas, y lo que se encuentra en internet es bastante limitado. Llevar fisus y friends, claro. Pero ¿un juego o dos? ¿Hasta qué tamaño? ¿Alguno repetido? Estas y otras dudas nos asaltan en la base de cada vía. Al final, escalaremos con casi dos juegos completos, con los camelots 3 y 3,5 como piezas más grandes. Pero en algún momento ya echaré de menos al camelot del 4, que se quedó en el vivac.

Entre revoloteo de acentores y visitas de machos monteses semidomesticados, en un pequeño rellano de la cuesta se encuentra el ref Victory, diminuto y espartano. Es barato, 8€ la noche, pues no puede ofrecer ni literas, así que hay que subirse saco y aislante. Aun así, es de agradecer la existencia del refu para poder consultar croquis o preguntarle al guarda.

Como esta salida a Galayos ha sido bastante improvisada no tenemos objetivos muy definidos. Las vías duras, técnicas y exigentes, aquí son legión. Pero por esta vez Juan está más interesado en recorrer las clásicas que suben a las distintas agujas. Así que nuestra primera jornada debería ser más bien tranquila. Y luego ya veremos…




Tras la noche fría y ventosa, nos movemos sin prisa. ¡Hace frío a la sombra de los Galayos!

Nuestro primer objetivo es el Gran Galayo. La vía inicialmente elegida es oeste y está aun a la sombra, así que la descartamos por el frío. En cambio, la clásica Malagón, de 1952, recibe ya la caricia del sol. Es una fisura vistosa y evidente que en dos largos surca la pared, con pasos de V recio para flanquear un par de techitos, hasta llegar al borde  de un espolón. Continúa luego por el filo del espolón y finaliza por un bonito muro fisurado que Juan supera para llegar hasta la cima.

Una bonita y buena vía para aclimatarnos al peculiar ambiente del Galayar. Pues el concepto de vía clásica aquí se aleja un tanto del que manejamos nosotros en el Piri. Aquí las vías están más peladas, desequipadas incluso en las reuniones. Creo recordar dos pitones en la vía, ninguno de ellos en reunión. Aparte del grado, bastante ajustado en general.

Un cómodo destrepe por el Espaldar nos deja en la canal que lleva a la base del Pequeño Galayo, donde nos plantamos a las 14:00. Hemos tardado 3h en subir y bajar. Nos planteamos ahora recorrer “El Escalador de la noche”, vía abierta por Tino Nuñez y Guiñales una luna llena de agosto de 1983.



Malagón, saliendo del primer largo

Fisura del segundo largo, muy buena. V




Empezando el largo 3º de la Malagón.

 

Vistas desde R 3


En lo alto del Gran Galayo

Tras un zócalo sencillo donde pierdo tiempo buscando un buen emplazamiento para la reunión, empieza la salsilla. Una travesía a la derecha para librar unos desplomes, protegida por un clavo que no se puede mosquetonear, da paso a una sección vertical donde Juan debe tirar con decisión de presa pequeña y protegerse con microfriends. Hay un pitón, pero da bastante grima. Un V sup muy bueno con pasos muy estéticos que conduce a una buena repisa.

El tercer largo sigue la fisura que tan bien veíamos desde el refu, bastante ancha en su arranque. Bien protegido por un camelot del dos, me zambullo en la progresión sufrida y un tanto arrastrada que requieren estas fisuras hasta poder asegurarme con la pieza más grande que tengo, un camelot 3,5. ¡Ay, ese 4 que se quedó en el vivac! Otro buen V sup.

Un largo fácil de III nos lleva hasta el hombro del Pequeño Galayo. Justo encima, veo una placa vertical bastante sucia de liquen, aderezada con un techito bajo el que hay un pitón metido de abajo hacia arriba. Se supone que es 6ª, pero no se ve nada atractivo, más bien parece difícil y expuesto.

Siguiendo la terraza a la derecha, aparece la salida habitual: una fisura de unos 10 ó 15 m, vertical pero de cómoda protección, que aparentemente requerirá unos pasos en bavaresa. Subiré por ahí, otro bonito V sup para llegar a la cima.

Para bajar, rappelaremos de nuevo al hombro, y luego destreparemos en travesía siguiendo unos hitos hasta aparecer en la canal. Sin darnos cuenta han pasado las horas, y de repente el cansancio se adueña de mí. Tal vez sea la mala noche, pero sobre todo la particular seriedad que por un lado esta escalada granítica y por otro el despojamiento de las vías añaden a cualquier actividad en los Galayos.

Así que damos por terminada la jornada. Movemos el vivac a otra plataforma, más lejana pero más protegida del viento, cenamos, y después nos dedicamos a socializar un poco con la pequeña comunidad que pulula por el refugio.

Gran Galayo, vía Malagón, 170 m, IV+/V, 4 largos,

Pequeño Galayo, El escalador de la noche, 150 m, V sup, 5 largos.

 Lasarte Anaiak

Pequeño Galayo, entrada a la vía

Pequeño Galayo, 2º largo, V sup

2º largo, muy bueno!

Largo 3º, fisura ancha, V sup

 




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