Aniés, La Virgen de la Peña Con Julio Armesto
ANIÉS, Semana Santa del 22
Repaso las fotos de Semana Santa, con Juan y Gontzal en Aniés. ¡Está claro que lo pasamos bien, y que echamos muchas risas! Y sin embargo, yo estaba un tanto decepcionado, pues el mal tiempo nos dejaba a Gontzal y a mí sin escapada a Chamonix. La borrasca se cebaba en todo el sur de Europa, y el Pirineo tampoco era una opción. Finalmente, en la semana de Pascua se abría una ventana de un día por Riglos y alrededores. Así que allí nos dirigimos tras dormir en Murillo, pasando por Loarre.
La visión de las peñas de Aniés es espectacular. A partir del pueblo, una pista nos conduce en unos 3 km de fuerte subida a la base de las paredes, rodeadas de bosque y matorral. En una de las peñas, una gran cavidad alberga una iglesia acompañada de otras edificaciones. Es la Ermita de la Virgen de la Peña. Su aspecto general me recuerda poderosamente a alguna de las gompas budistas visitadas hace años en Ladakh.
Pues aquí estamos, en la base de unas paredes nuevas para nosotros, deseosos de recorrerlas y conocer sus secretos. La práctica totalidad de las vías fueron abiertas en solitario por Aurelio Mora entre 2008 y 2012, y aunque bastante equipadas, tienen un carácter recio, al igual que su cotación.
Nos estrenamos con la Fisura Urraca. Imposible resistir el atractivo de ese largo diedro fisurado. El acceso es confuso y matojero, se ve que la vía no se repite mucho, y es una pena, pues es una vía que merece la pena. Una escalada de sabor muy clásico que en tres largos nos deja en la cresta de las peñas. El primer largo tiene un tramo un poco expo por lo ancho de la fisura. (Vsup/6ª) La mayor dificultad la encontramos en el 3º, con una sección bastante atlética, aunque corta (6ª+/6b) Básicamente equipada, aunque reforzaremos con alguna pieza.
Para descender, seguiremos la cresta por donde mejor podamos hacia la Ermita, con la esperanza de poder visitarla. Pero para nuestra desgracia, el acceso está cerrado a cal y canto.
Sin embargo, un feliz encuentro
compensará con creces nuestra mala suerte. Según bajamos, nos encontramos con
una pareja de montañeros de bastante edad. El hombre, al ver nuestro material,
nos pregunta de dónde venimos. Está claro que es escalador, así que le
preguntamos por su nombre. ¡Vaya por dios!¡Julio Armesto!
¡Toda una leyenda del pirineísmo, que con su compañero Enrique Villasur formó una cordada legendaria! Le explicamos con qué interés copiábamos hace 30 años los croquis que iban dejando en el refugio de Piedrafita de Jaca, y cómo gracias a esos croquis hemos podido recorrer algunas de las mejores vías del Piri: el diedro central de Telera, el Pilar de los Navarros…
Pasamos un rato muy agradable con Julio y su mujer. Pendiente de una operación de rodilla, tiene la intención de retomar la escalada en cuanto termine la rehabilitación, pues, como nos dice entre risas, “lo importante es no perder el tren, seguir en activo, aunque sea en el último vagón”.
En Clandestino La entrada de la Fisura Urraca
Una vez abajo, movemos un poco el coche para acceder a otra pared, la Pared de la Virgen de la Peña. De la decena de vías ahí abiertas, elegimos la Clandestino. Son tres largos equipados entre el 6ª y el 6b. Ahora se trata de conglomerado, como en Riglos. Aunque son sólo 100 m de pared, la verticalidad del terreno y alguna sección de roca dudosa (en el 2º largo, perfectamente equipada) le dan carácter y ambiente a la escalada. Rappelaremos por la misma vía, y dejaremos para otra visita la clásica del lugar, el espolón Burgundia, 110 m de V sup y 6ª.
Estamos comiendo un bocata en Ayerbe
cuando empieza a llover…¡Fin de la ventana! Gontzal y Juan estuvieron a punto
de montar en el Canfranero, pero eso es otra historia…
Lasarte anaiak
Entre matos, base de la Fisura Urraca
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