LARGAR AMARRAS... LA MATURE, "La bouffée délirante"

 

 


LARGAR AMARRAS...

LA MATURE, "La bouffée délirante"

Primeros de julio del 2020 

 

Le chemin de La Mature… Una de las visiones más espectaculares e impresionantes de nuestro Piri. Un camino abierto a golpe de barrena a través de una laja caliza casi sin relieves que sobresale de entre los frondosos bosques del valle de Aspe. Durante cosa de 200 m o más, el trabajo de los barrenadores talló a media altura de la pared un camino con la anchura suficiente como para permitir el transporte de los troncos de abeto, especialmente preciados para la marina francesa por su longitud y regularidad, destinados a la mastelería de fragatas y bergantines. 

En el primer largo, 6a
 

Hoy el día el chemin de la Mature es el inicio de una de las excursiones más estéticas del Pirineo Occidental, que partiendo de Etsaut y atravesando el chemin de la Mature conduce hasta el refugio e ibón de Ayous, con espectaculares vistas sobre la vertiente norte del Midi. Algún día, cuando las tareas pendientes del pirineísta hayan sido cumplidas, o cuando las lesiones o los años me den ocasión para ello, recorreré esta senda hasta Ayous y me demoraré en la contemplación del paisaje sin preocuparme de la escalada. Pero eso será más adelante. De momento, tenemos una cita en la Falaise de la Mature.

Segundo largo, V sup
 

Urdos, La Mature. Recuerdo un artículo en alguno de los primeros números de Desnivel, fotos espectaculares prestadas de un Alpirando del 82. Eric Boileau escalando en solo “Venus” en la pared de Urdos… A comienzos de los 80, Urdos y La Mature, al igual que el Verdon una década antes, revolucionaron la escalada, al menos la pirenaica. Los protagonistas, Boileau, Christian Ravier, Eric Petetin, Bunny… desarrollaron una escalada exigente en un entorno severo, pese a no tratarse en realidad de una “gran” pared: 200-250 m máximo.

Pasó el tiempo, el tipo de escalada plaquera y semiequipada de la Mature dejó de estar de moda. Patrick Berhault liberó algún 8º por aquí, pero ahora la gente no se agolpa en la base de las vías. En todos estos años, Juan y yo nos dejamos caer un par de veces por aquí, y la experiencia nos dejó buen sabor de boca: Asterix, Passagers du vent, La Major…

 

2º largo. Fisuras discontinuas y bastante cacharreo con un paso curioso al final del largo

Hace unos años, encontré en Baiona una guía de la zona, editada en 2012 por “La Maison de la Montagne” de Pau. Más allá de los croquis y de saber que poco a poco la escuela ha sido restaurada sin alterar el carácter de las vías, la lectura de la introducción, con todas esas batallitas de aquellos años, es un auténtico placer. Incluso hay referencias a la Gîte “Le Randonneur” ,en Etsaut, donde echamos un pote tras la escalada. Por desgracia, no vimos rastro del legendario libro de piadas original. La próxima vez  habrá que preguntar.

Para nuestra primera salida pirenaica tras el confinamiento, a primeros de julio, elegimos la Mature. Una calurosa mañana, antes de que los randonneurs se pongan en camino, salimos del saco de dormir bien prontito con la idea de escalar la Bouffée delirante, vía que promete ser interesante a causa de los dos péndulos a realizar en su tercer largo.

Tercer largo, a por la primera fisura
 

 

Los días son largos, aun quedan horas de luz. Pero para cuando los ráppeles de la Asterix nos dejan de nuevo en el chemin de la Mature, entre el calorazo y la fatiga de la escalada, no dudamos en dar la jornada por amortizada, y bien amortizada además. Seis largos y unos 200 m de escalada entre el 6ª y el 6b. El grado es de los años 80, y se nota. Hay que pelear cada largo, empezando por el primero, el más equipado, y algunos además hay que protegerlos. El tercer largo, como prometía, será espectacular. Tres hermosas fisuras paralelas a proteger rayan una placa compacta y sin relieves aparentes. En lo alto de las dos primeras, sendos puentes de roca con sirga y mallón para pendulear. La escalada de la última fisura es preciosa, pero al final se ciega y hay que salir a su izquierda por unos pasos en placa cada vez más delicados, hasta llegar a la reunión. Juan asciende este largo en estado de gracia, protegiendo el paso final, de 6b o así, con un tótem txikitín. A todo esto, hay que decir que los 40 m de este largo, salvo los anclajes de los péndulos, están limpios.

 

Primer péndulo

Por mi parte, deshago los péndulos como buenamente puedo, y estoy a punto de volar en el dichoso pasito. Por lo menos, en el siguiente largo me desquito superando limpiamente un techito de 6ª+ protegido por un parabolt. Pero hoy está claro que le toca currar a Juan. Su próximo largo será duro y exigente. Tres parabolts no demasiado próximos protegen una sección de 6b bien dura, para luego seguir culebreando por terreno a proteger de V+/6ª o así.

 

Quinto largo, 6b

Lamentablemente, las fotos no le hacen justicia a la vía. La mayor parte de las reuniones están en repisas sin buena visibilidad.

Una buena vía para exprimirse y cacharrear. Una buena pared donde aún nos queda mucho por hacer… pero mejor para otoño o primavera, pues en verano puede hacer mucho calor. Un placer especial el recorrer estos lienzos de roca, impregnarse de las historias de sus protagonistas y revivir los escalofríos que sin duda sintieron al explorar estas paredes. 

Patxi Lasarte

Atravesando el "cortado" de la Mature. Por esos desplomes anduvo Berhault -que tipo más elegante- liberando algún 8a.

 

Era nuestra primera escapada al Piri tras el confinamiento y a pesar de haber escalado bastante durante la desescalada, sobre todo con Pablo y Gontzal y sentirme bastante en forma, no hubo manera de convencer a mi hermano para que fuéramos a Zuriza para hacer alguna de las vias de Luzio que todavía nos queda pendiente, en concreto me atraía ir a la "Nora hoa ardi galdu hori".

Que si estábamos poco escalados etc, etc. A veces me ocurre con Patxi que le da reparo ir a una determinada via por dura o porque nos pilla poco escalados, y sin embargo se anima enseguida a meterse como alternativa en otra vía que en mi opinión no le va a la zaga. En fin, cada unos nos hacemos nuestros pajeos por un motivo u otro.

 

Menuda cuadrilla de personajes pirenaicos se junto para abrir la via, seguro que se lo pasaron pipa pero que agobio en las reuniones.

El caso es que nos juntamos en Irurtzun y salimos rumbo a Jaca. No podremos cenar en “La Trobada” como acostumbramos pero por azar acabamos descubriendo el Hostal Pio (creo que se llamaba así) en Castiello de Jaca que tampoco está nada mal. Alli, revisando la guia de Patxi y los croquis del Luichy que yo llevaba decidimos darle un tiento a la "Bouffée Delirante", via de aspecto serio y que desde hace años nos llamaba la atención con su casi legendario tercer largo "... excepcional"  en palabras del propio Luichy y el problema que supondrían esos dos atrayentes y ¿temibles? pendulos. 

 

 Primer largo. Pasitos en adherencia en una travesia a derechas en busca de relieve donde asegurar.

 

Tras la agradable cena y con la decisión casi tomada, ya bien entrada la noche llegamos al pueblito de Etsaut donde por nuestras experiencias de anteriores visitas con el exiguo parking decimos dormir justo donde nace la GR que recorre el Chemin de la Mature. La idea es madrugar al dia siguiente para evitar el solazo lo más posible. De modo que bien temprano, aunque no más que algunos randoneurs franchutes - Dios, que diligentes son - nos vemos siguiendo sus pasos en busca de nuestra vía.

Sin pensarlo mucho y siendo consciente allí en el fondo de mi cabeza de que eso implicaba darle al tercer largo, que por otro lado sin querer darle mucha forma a la idea no quería dejar de probar bajo ningún concepto, ¿o sí? propongo empezar yo con el primer largo. A veces es mejor dejarse llevar por los impulsos sin pensar demasiado en ello. Imagino, conociéndole, que a Patxi le bailarían por ahí parecidas ganas y temores pero el caso es que esta vez yo me adelanto y como él no protesta, me ato, cargo con toda la chatarra y empiezo a subir. 

Patxi en la base de la 1ª fisura. Agrandando la imagen y siguiendo la cuerda naranja, sobre él se ve el anclaje del 2º péndulo y más a la dere todavía el del primero.

Solo 6a y se ven bastantes parabolts. Tras unos metros y algún seguro me veo en pleno desplome, incómodo y cansándome. Empezamos bien. Tampoco es una sensación nueva, calma, un par de pasos atrás, mirar mejor las presas y de nuevo para arriba, esta vez con una idea y procurando llevarla a cabo rápido, que en los desplomes te cansas. Tras el muro un diedro y luego salida a derechas a un terreno plaquero y no tan atlético hasta la R. 

Todavía estamos a la sombra tan a gusto aunque se intuye el sol entrando por la derecha.  

Pasitos plaqueros tras salir de la tercera fisura.

 

Llego a la 2ª reunión donde Patxi me espera. La pared hasta ahora bastante matojera se abre en una extensa y lisa placa donde desde abajo ni se ven las famosa fisuras. Me ordeno el material y salgo en una fácil trave a derechas que me lleva a la 1ª fisura que sube recta hacia arriba. La fisura está limpia y tiene un aspecto atrayente y poco intimidatorio. Subo muy a gusto procurando espaciar los seguros. Vamos bien armados con dos juegos completos de friends hasta el camelot Nº 3 y además el 3,5 de propina pero en estos casos nunca se sabe y siempre que puedo meto fisureros que queden a caldo para ahorrar. Al final me sobraran bastantes friends por avaricioso. Llego a lo alto de la fisura que se cierra formando un puente de roca donde han puesto una sirga y un mallón. Pongo un moscata y paso sólo la cuerda naranja de Patxi por él. Sobre la marcha he visto la jugada y ya he decidido que haré los péndulos con una cuerda y usaré la otra que no he pasado por los últimos seguros para ir asegurando el largo en diagonal y así corra mejor.

Pido a Patxi que me descuelgue poco a poco. 

Estirándose para llegar a las fisuras del último muro.

 

En un péndulo puedes correr por la pared a un lado y a otro cogiendo carrerilla hasta desplazarte lo bastante para llegar a la siguiente fisura o si no, con cuidado si hay algún relieve, usarlo e intentar lo que se llama una travesia en tensión. Me da la impresión que aqui hay que despalzarse mucho horizontalmente para poco desplazamiento vertical con lo que opto por la 2 opción. Básicamente, colgando de la cuerda intento ir desplazándome a la derecha poco a poco mientras Patxi me va descolgando a medida que se lo pido, al final casi acabas con el cuerpo en posición horizontal. Lo malo es que si no consigues agarrarte bien a la pared acabas cayendo a la vertical. Tras dos intentos y sendos péndulos, cuando estaba ya pensando en empezar a correr por la pared, en el tercer intento consigo mantenerme y desplazarme lo bastante para estirarme y meter un dedo en la fisura de la derecha. Patxi me descuelga con cuidado hasta que me giro y me sitúo de pie, empezando a subir por la 2ª fisura. Afortunadamente se sube fácil lo que me permite no colocar ningún seguro hasta estar algo por encima del último seguro por el que había pasado mi cuerda y evitar que esta haga una zeta que luego me frene mucho.

Meto un par de seguros y cuando esta fisura también se cierra formando curiosamente otro puente de roca en su parte superior, pongo otro mosquetón en él por donde vuelvo a pasar solo la cuerda de Patxi que venía directamente del puente del primer péndulo. 

 

Repito la operación y esta vez en un par de intentos llego a la 3ª fisura. De nuevo para arriba apurando lo más posible antes de empezar a asegurarme de modo que mi cuerda hace una diagonal ascendente y consigo que corra sin mucha dificultad.

Sigo subiendo y solo cuando estoy claramente por encima del anclaje del 2º péndulo me permito pasar también la cuerda de Patxi por los anclajes. La fisura se acaba y unas presas te van llevando en diagonal ascendente a la izquierda con una escalada de pasos muy estéticos y disfrutones. Al final del largo dos finas fisuras paralelas oponen la última dificultad antes de la reunión. Tanteando los tramos que permiten meter las yemas, me equilibro y consigo meter ¿aceptablemente? el totem más pequeño. Todavía me queda otra pieza aun más txiki, el alien azul, pero no estoy muy cómodo asi que vuelvo a colocar las yemas y salgo del paso antes de tener que probar la solidez del totem. Reunión por fin, que subidón. 

Fuera el último totem.

En algún momento el sol ha entrado en nuestro lienzo de pared y desde la R se domina toda la parte final del largo. Llamo a Patxi para que suba, comentamos el mejor modo para que deshaga los péndulos yendo de segundo y me preparo a asegurarle con la cámara en ristre. 

Tras el largo estrella de la vía, esta continúa por una serie de placas verticales entrecortadas por pequeños techos y desplomes. El sol nos da ya de pleno y con fuerza. Patxi se ventila el siguiente largo con rapidez tras superar un techo atlético pero con buen canto. Y el quinto nos vuelve a ofrecer una escalada magnífica, con unos pasos técnicos a la par que atléticos para ir sorteando algunos desplomes y luego dejando atrás el tercer parabolt adentrarse en un terreno más suave y de obligado cacharreo hasta la penúltima reunión.

 

Desde ella se intuye ya el final de la pared. Solo nos queda recorrer unas viras escalonadas que intercaladas con pasos atléticos nos llevan en diagonal hasta un gran árbol donde muere la vía.

 Ya en lo alto de la pared buscamos un primer rappel que nos deja tras otra travesía en la última reunión de la via Asterix. Luichy, en su croquis tan detallado como de costumbre, propone continuar la Bouffe con una serie de largos que nosotros hicimos en su día como continuación de la Asterix hace años. Pero tal y como ha relatado mi hermano, el calor que aprieta y la agradable sensación de estar "bien escalados"  por hoy hacen que nos dejemos seducir por los cantos de sirena de "Le Randoneur" que desde Etsaut nos tienta con su sombreada terraza. 

Patxi sale en busca del arbol que se ve encima suyo a la derecha. Tenemos la via en el bolsillo!


Ya sentados en ella y mientras leemos las interesantes batallitas de un entonces adolescente Christian Ravier relatando sus primeras experiencias en Urdos cuando la escalada libre tal y como la conocemos hoy eclosionaba en la vertiente norte del Pirineo justo en esas paredes y esas vías que estos últimos años recorremos de ciento en viento casi en completa soledad, no puedo dejar de pensar en dónde andábamos nosotros en aquellos tempranos 80. Ya escalábamos, desde luego, y leíamos lo que ocurría en la revista Desnivel tal y como ha contado Patxi. Pero no éramos tan ubicuos. Bastante más de cerca nos tocó por esos años vivir desde cierta distancia pero escalando, y vivaqueando en el apeadero de Terradets junto con los protagonistas del tema, la parecida eclosión que por esas fechas tenía lugar en las paredes de Lerida en la vertiente sur del Pirineo. Allí si nos toco escalar vías recién abiertas e ir leyendo cada mes las nuevas aperturas con sus consabidas batallas que tenían lugar. Vivir esa sensación de horda, que cada primavera sin quedadas en las redes ni nada parecido, coincidíamos cada Semana santa en las Bagasses, Roca Regina (Mont Rebei era mucho más confidencial) y Villanova de Meia.

En cualquier caso y como cierra su introducción Ravier en la guia de La Mature: "esas paredes eran un buen lugar para aprender, un buen puerto desde donde alzar las velas  y largar amarras …

 

Lasarte anaiak 



2 comentarios:

lorenzo dijo...

La Matute... qué bonita pared, nunca defrauda.... y vuestros relatos tampoco. Siempre es un placer leeros y saber que seguís ahí. Un abrazo y hasta que nos veamos.

Oscar dijo...

Recuerdo esos péndulos bastante divertidos, que buenos recuerdos me traéis.
La vía es de las buenas. Saludos!!