REENCUENTROS.
Clásica a la pared de la Cascada. Gavarnie.
Reencuentros, y un punto de
extrañeza. Volver a los parajes en los que nos iniciamos en el pirineísmo
vertical. Juntarse con unos amigos con los que, si bien no hemos estado mucho,
compartimos una misma mirada y una misma manera de estar en la montaña. Y la
sorpresa de redescubrir que también existe el verano en el circo helado.
A punto de arrancar con Carlos hacia
el Midi, donde tenemos alguna cuenta pendiente, recibo un email de Chavi. Al
día siguiente van a Gavarnie, a escalar otra de las 100 de Bellefon, la Clásica
a la pared de la Cascada. Y además, para él será la última, el punto final a
una tarea de muchos años…
Juan está en Andalucía con la
familia, así que… Rápidamente hablo con Carlos y le planteo un cambio de
planes. Tengo que agradecerle el que se dejara convencer, pues tenía el Midi
entre ceja y ceja. Por mi parte, me apetece un montón acompañar a Chavi en el
final de esta historia. ¡No se terminan las 100 todos los días!
Al día siguiente, una variopinta
cuadrilla de escaladores de varias edades, liderados por la amá de Chavi
(¡Dios, qué encanto de mujer y qué vitalidad!) se mezcla con el habitual trajín
de turistas y algún caballo o mula en el camino al Hotel du Cirque. Además de
los ayaleses, están Chavi y Lorenzo, así como Javi y Juan Luis. Llegados al
Hotel, las terrazas dan acogida a un buen número de excursionistas, pero
nosotros nos dejamos arrastrar por la corriente de senderistas que se acercan
hasta la gran cascada. Tengo que confesar que se me hace extraño contemplar
este circo, que he pateando tantas veces, a la luz estival. Últimamente casi
todas mis visitas lo han conocido en blanco y negro, roca oscura y nieve, salvo
los azuladas o grisáceas transparencias del agua helada. En cambio ahora, vaya
diferencia, se diría que estoy en otro lugar. El agua de las cascadas corre
libre, fluye y cae desde alturas vertiginosas. Se hace difícil apartar la
mirada de la gran cascada. En fondo del circo, hacia el que nos dirigimos,
chorreras oscuras delatan la trayectoria de las que en invierno serán nuestras
preciadas cascadas de hielo.Y bajo el manto helado que recorremos en invierno
camino de las cascadas, vemos que existe la hierba y las flores…
Poco a poco, las extrañeza va dando
paso al reconocimiento, y me vienen a la memoria esas primeras escapadas
estivales en el circo, con Juan, Txingu y Luzio. Sí, reconozco los recuerdos, y
las sensacianes.
Un último nevero. La amá de Chavi se
queda ahí, nos esperará en el Hotel. Nos dividimos en tres cordadas y salimos a
la carga. Tenía solo un vago recuerdo de la vía, y tal vez por eso la sorpresa
ha sido tan agradable. Pues la Clásica a la pared de la Cascada es una hermosa
vía, que surca paños de roca buena y adherente en un inteligente recorrido que
no pasa del IV sup. Vamos encontrando pitones, algún espit, algún parabolt de
los rápeles. La vía se sigue bien, y se protege adecuadamente. Es hermoso ver
cómo ganamos altura, cómo la estampa del compañero al sol se destaca sobre el
fondo del circo en sombras, cómo va modificándose la perspectiva sobre la gran
cascada, hasta que al final el sol la alcanza en su base y un arco iris
iridiscente se forma en las salpicaduras.
La travesía bajo la cascada se pasa
sin problemas, pero eso sí, es una ducha en toda regla, mejor llevar un buen
impermeable. Pero enseguida llegamos a las herbosas laderas soleadas de dominan
el primer muro, en las que campánulas y edelweiss sustituyen a las nieves
invernales que solemos atravesar de camino a los rápeles, tras una jornada de
escalada en hielo.
Descendemos por la Echelle de
Sarradets, bajada rápida y vertiginosa, y en la terraza del Hotel del Cirque,
caen unas cervezas y un brindis por las 100 de Bellefon.
Por la belleza del entorno y lo que
supone de inmersión en la historia del pirineísmo, la Clásica a la pared de la
Cascada es un recorrido de lo más recomendable. ¡Impresiona pensar que a nadie
se le ocurriera meterse en una pared como esa en 1887! Es lo que hicieron
Bazillac, De Monts y Celestin Passet, iniciando el juego al que 130 años
después seguimos jugando.
Lasarte anaiak
2 comentarios:
Gracias Patxi, es verdad que hemos coincidido pocas veces para las muchas que unos y otros hemos hecho sin embargo como ya dije hace unos años en una piada siempre hemos conectado con vosotros y no sólo por ser viejos y feos como nosotros sino porque vivimos la montaña de la misma forma.
Un abrazo, Chavi
Bravo Chavi!! Menudo lujazo... las 100 del Bellefon!! Menudo trabajo de motivación y perseverancia!!
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