DONDE ANIDA EL MIEDO
Ordesa, Thomas al Tridente
“El miedo, (Aquila pavorosa), también
conocida como temor, respeto, tembleque, pánico e incluso “me da la risa”, es
un ave mitológica que anida al parecer en determinados roquedos y y abismos de
carácter especialmente horrible. Trátase de un ser misterioso, de apariencia
escurridiza. A veces parece ser ubicuo y abundante, pues se dan citas de su
presencia en distintas y numerosas localizaciones al mismo tiempo. Pero dicen
los que saben que el ave pavorosa es una sola, aunque de natural bromista y
multiforme, y asaz astuta, gustando mostrarse a sus víctimas de maneras harto
diversas, propias y específicas para cada corazón temeroso.
Místicos y sabios sufís hablan de la doble naturaleza de su ser. Al
parecer, y en esto sigo las enseñanzas del del Hajji Al-Chaavi-al-Saragossí,
posee un cuerpo material, real y tangible, y otro místico o ilusorio. Nadie
conoce con total certeza donde reside el miedo en realidad, cual es la morada
en la que el pánico se recoge, donde anida la bestia de nuestros terrores.
Y aunque muchos comentan, entre grandes exclamaciones, el airado resplandor
de sus flamígeros ojos o el acerado brillo de sus garras, mienten, ¡por Allah!,
pues esos insensatos no han sido sino víctimas de sus propias ilusiones,
engañados por la esencia mística del ave que se aparece a sus adoradores no
como es en realidad, sino como dibujan sus propios deseos y temores.
Muchos son sin embargo los que han sentido en algún momento el roce de
su plumaje o el peso de su mirada, cuando la cuerda cuelga lejos y libre hasta
el último seguro, cuando la roca se muestra suelta y descompuesta, cuando el
hielo está hueco y podrido. Pero nadie ha visto en realidad, nadie conoce ni el
brillo ni el color de su plumaje.
Existe un pequeño grupo de acólitos, iniciados en los esotéricos
misterios de su veneración. Forman una exigua cofradía, dedicada a localizar el
nido real y material del ave mística y pavorosa, con la esperanza de merecer su
visión. Para ello exploran sistemáticamente riscos y paredes, cortados y
barrancos. Dícese que en cada escalada se encomiendan a ella, y que no la rehúyen
sino que la buscan y consideran su aliada. Pero debe de tratarse de patrañas y
supercherías, pues nada hay más antinatural ni más absurdo.
Así nos lo contaron y así lo transmitimos, nosotros que poco o nada
sabemos de estas lides…”
Una lejana jornada de septiembre
nosotros también nos acercamos a una de las posibles localizaciones del nido de
la rapaz. Cuando se es un escalador del montón, hay lugares a los que es
imposible acercarse sin cierta aprensión, sin que un peso indefinible nos
impida disfrutar del todo de la preciosa aproximación. Ordesa.
La idea es tener una ligera
visión, más bien leve y a distancia, de los cortados por donde planea la
bestia. Nada más lejos de nuestra intención que el encontrárnosla cara a cara.
Para ello tal vez sea necesario más fuerza,
más resistencia, más hábito en esta tapia que el que tenemos. Por eso hemos
elegido sobre seguro una de las vías ya piadas en estas páginas, la Thomas al
Tridente. Para nosotros, más que suficiente. Tal como esperábamos, la vía
exige, pero no defrauda, y en algún momento sentimos el roce de las plumas…
Como suele suceder, no precisamente en el largo reputado como el más duro, sino
en la entrada a la vía, y en la travesía a la derecha del 2º largo que exige
más decisión que dificultad. Finalmente, una muy buena vía, asequible por su
dificultad y su menor longitud, a la que hemos llevado y abundante ferretería
incluido camelot del 3 repetido y camelot del 4.
Estamos deseando saber de más
vías de este pelo y este grado, que nos permitan a los caracoles paquetes
volver a Ordesa, a Mont Rebei, y demás abismos horripilantes. ¡¡Así que piad,
piad malditos!!
Y ahora dejaremos de teclear y
nos pondremos a afilar piolets y crampones, que hemos sabido de otra de las
posibles moradas donde anida el miedo: Gavarnie…
Lasarte anaiak
2 comentarios:
MUY BUENO!!!! Sí señor, como siempre.
Así es el miedo, nuestro Ángel de la Guarda.
Un abrazo
Grandes Lasarte Anaiak, que el miedo os acompañe.
Al-Chaavi-el-mieditti-de-saragossi.
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