Vía recomendable, con un "pero", por lo menos para mí, la poca adherencia de la roca; es una caliza blanquecina típica de cara norte, suave y poco rugosa. En cuanto a consistencia, buena en toda la vía, a tramos excelente, con algo de piedra suelta y hierba en las terrazas.
Siete largos con equipamiento mixto de paraboles en reuniones (tambien sirgas)) y en largos, que hay que completar con un juego de friends. Nosotros usamos del 0,4 al 2. En las reseñas recomiendan micros o fisureros, que pueden servir en el 2º largo. Bajada en rápel por la misma vía (ojo a los posibles enganchones en el segundo).
Entramos en la vía a saco, dispuestos a quitar "As" de la reseña, hasta que un saquetón de varios metros en el 2º largo nos puso en nuestro sitio y hubo que sacar las cintas del marraneo y otras artes alpinas. Como dijo un caracol hace tiempo, en pared preocupan más los 6b que los 7b. Así el 2º largo me pareció el más duro y sin embargo el paso del techo del 4º (7c dicen) se acera perfectamente. A destacar por bonitos el 5º, con unas fisuras de manual en las que si te hace falta entra de todo, y el 7º por aéreo y por la calidad de la roca.
La vía está abierta y equipada por Luzio Egiguren. Este escalador y su grupo son autores de varias vías bien conocidas del valle, como la Urdaburu o la Camille. Este tipo de escaladores, muy escasos, no se limitan a subir ellos por una ruta, si no que meten mucho tiempo y trabajo para que otros la podamos disfrutar.
Para información de acceso y demás, se puede consultar la Guía de escalada del Valle de Ansó, de A. G. Picazo, o el libro de reseñas en el bar del cámping de Zuriza.
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La reseña de A. G. Picazo:
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