30 de
noviembre 2.013
Oscar,
Chavi, Lorenzo
Acudimos
a la XXIV
REUNIÓN NACIONAL DE ESCALADORES que organizaba Peñalara en La
Pedriza y que este año también era la reunión anual del GAME…. Bueno, que nos fuimos
hacia la capital el Chavi y yo para juntarnos con Oscar que estaba pasando unas
vacaciones en casa, con la intención de escalar algo.
A las
8’45 estábamos en Canto Cochino con un frío que pelaba y un día que prometía
ser gris y desapacible. Pero le echamos afición y poniendo al mal tiempo buena
cara nos encaminamos hacia el Yelmo. La idea era escalar la Guirles-Campos, una
clásica entre las clásicas, famosa por sus alejes aunque viendo la reseña
parecía que estaba a nuestro alcance (200 mts, cuatro largos de IV+ ó V-, según
reseñas, y un corto tramo de 6b ó A0 en el primer largo) Por el
camino solo encontramos algunas cabras que ni se inmutaron a nuestro paso. Había
abundantes manchas de nieve y algunas planchas de hielo que se mantuvieros
durante todo el día. Hacía mucho frío y las rachas de viento no ayudaban nada a
hacer más agradable el día. Desde la base la pared no impresiona nada, una
placa tumbada y de aspecto facilón. Nada más lejos de la realidad. El primer largo ya nos puso
en nuestro sitio y ya vimos de qué iba esto de las placas pedriceras. Mucha fe
en los pies, equilibrio sobre presas diminutas, las manos, la mayoría de las
veces, solo para apoyar y cuando encuentrabas alguna regletilla podías respirar
tranquilo. Y largas, pero muy largas, excursiones entre los seguros. Mejor no
pensar en una caída en algunos casos de veinte o treinta metros (yo creo que no
exagero nada) por estas placas abrasivas porque, como diría Toño, te ibas a
encender como una cerilla. Suponemos que
es la falta de costumbre porque hacía días que no pasábamos tanto miedo (y
tanto frío) en pasos de IV+ o V-.
Mientras subíamos sólos por la Guirles, la cercana Walkyria
estaba abarrotada de amigos con los que al final nos juntamos en la cumbre del
Yelmo.
La
bajada la realizamos destrepando la Valentina. Como
nos supo a poco el frío que pasamos, nos fuimos a terminar de congelarnos a la
Oeste del Elefante. Yo había ido de paquete en el Yelmo y ahora me tocaba desquitarme
en esta pequeña vía de tres largos, una escalada clásica, sin paraboles pero
protegible con friends, y de dificultad moderada (V,V+). Lástima que me perdí
en el segundo largo y fui a parar a una corta fisura-chimenea, llena de liquen,
de aspecto repelente y sin signos de que alguien hubiera pasado por allí en
épocas recientes y que no nos atrevimos a escalar sobre todo porque no teníamos
nada con que proteger el paso (luego leímos que pertenece a una vía poco
frecuentada y que es un 6b) . Al pie de la fisura había un tinglado de
rápel con mallón incluido, no éramos los
primeros que nos equivocábamos, así que echamos un rápel de sesenta metros
hasta el suelo y nos fuimos a Canto Cochino a comernos un estupendo pollo asado.
Hay más cabras, no estamos solos
De excursión en busca de algún parabolt
Es frío, el miedo ya se le había pasado
Con el permiso de Darío, bonita foto de cumbre
6 comentarios:
Yo me lo guiso y yo me lo como.... el primer comentario me lo hago yo. Releyendo la piada, echo a faltar comentar que el grado de las placas será IV+ ó V-, según reseñas, no lo discuto, pero a nosotros nos parecieron bastante más difíciles, será la falta de costumbre. Si hubiera tenido que poner el grado yo, seguro que se me escapa algún V+.
Yo no estoy seguro de que la sensación que tuve cuando subía por esas placas de primero con alejes muy serios fuera miedo o al menos era una sensación distinta al miedo.
Me recuerda a las sensaciones que tuve hace muchos años en una actividad que hice en solitario. En aquella ocasión una caída hubiera tenido consecuencias fatales y no me podía permitir el lujo de tener miedo al estilo clásico y fue más un estado de gran concentración donde sabía lo que me jugaba y que la caída no estaba permitida.
En el Yelmo veía el parabolt a tomar por ... o simplemente no lo veía y sin embargo conseguí sólo preocuparme de los tres metros siguientes y no mirar hacia abajo para ver donde estaba el último seguro colocado.
El miedo seguro que me acompañaba pero curiosamente me empujaba a seguir subiendo, tal vez porque era consciente que no sería capaz de destrepar esas placas en adherencia.
Me impactó la vía y por la noche al cerrar los ojos, volvían las imágenes de los momentos intensos de navegar por esas placas tan compactas.
Puffff!!!! todavia arrastro una tendinitis de aquiles de lo que apreté el gemelo y el soleo. No veas llegar al arbolito!!
Venga, venga, menos lobos que vosotros encima de esas placas vais bailando el chotis :-)
Un abrazo champions!
Venga, venga, menos lobos que vosotros encima de esas placas vais bailando el chotis :-)
Un abrazo champions!
Soy de la misma opinión Cheba, en palabras de otro cabronazo Caracol y no miro a nadie, esas placas con un palmo de nieve se bajan esquiando. Inazio
Publicar un comentario