ANSÓ PARED DE UR, via CAMILLE

25 de agosto de 2013 Carlos y Lorenzo
Siempre recuerdo la lectura del mítico libro de Gaston Rebufat, Entre Tierra y Cielo, en el que comparaba el placer de ejercer su trabajo de guía con el de “un jardinero enseñando su jardín”.
Salvando las tremendas distancias que podría haber entre Rebufat y un servidor, que ni soy guía, ni poseo ningún jardín que enseñar, ni siquiera soy jardinero, pero me encanta llevar a descubrir nuevos lugares a amigos. Y eso es lo que le propuse a Carlos (Calo, pronunciese con acento andaluz), en los ambientes caracoleros conocido cariñosamente como “el de Lugo”, ir a escalar al nuevo paraiso de las vias pseudodeportivas-pseudoclásicas que los amigos Picazo, Eguiguren y Cía han ido trazando en estas paredes calcáreas de Ansó.
La vía elegida, una clásica que todos recomiendan (nosotros también), la Camille , en la pared de Ur. Un acierto haber elegido una cara sur porque el día salió fresquito, ideal para escalar.
La escalada ya se ha publicado en este blog y no nos vamos a repetir, pero sí vamos a contar nuestras sensaciones.
A Carlos le encantó el sitio (a mí ya me había encantado hace años); buenas paredes, buen paisaje, montaña, soledad… La escalada; muy bonita, exigente, equipada en su justa medida (a pesar de otras opiniones muy autorizadas), con largos bien guapos y una roca más que aceptable. Carlos tuvo la suerte de que le tocaran los largos más duros (je je je je…yo ya me había estudiado la reseña previamente, que ya no estamos en edad de sufrir) que resolvió sin problemas dignos de mención.
Respecto al material, como casi siempre llevamos exceso de friends aunque solo empleamos los Camalots 1,2,3 (mejor llevar duplicados el 1 y el 2) y el Alien rojo, si no recuerdo mal (Carlos me corregirá si no es así, aunque al final, como siempre, te arreglas con lo que llevas) Total, que nos quedamos muy satisfechos, nos divertimos y hasta tuvimos que apretar en algunos pasos (Carlos más que yo, que soy alpinista y enseguida se me van las manos a las cintas)
Y para postre, un agradable paseo por las praderas y el bosque hasta la carretera, un poco de asfalto y llegamos al coche que, sin saberlo, habíamos aparcado al lado del de Mikel Madoz que estaba allí con un animado grupo de amigos navarros que nos obsequiaron con la mejor cerveza que me he tomado en todo el verano.
Un día perfecto.

2 comentarios:

Antonio Anzas dijo...

Mira que nos esta dando de si Anso, quien lo diría y lo que se disfruta, solo con el paisaje ya nos llena y si encima escalamos...pues contenticos como los crios.

lorenzo dijo...

Buena culpa tiene tú que eres quien nos enseñó los cados.