11-Mayo-2011
El miércoles, después de comer, nos vamos Jorge Ascaso y yo hacia las montañas, sin rumbo fijo, y por el camino decidimos que hace mucho que no subimos a Peña Sola. Hay un espolón orientado al este en el que por la tarde debe dar la sombra y Jorge recuerda haberlo escalado y sin más discusión nos dirigimos hacia allí.
La escalada comienza en un techo equipado con un lejano parabol al que se llega mediante una cadena. Paso acrobático que resolvemos con un estribo. Continúa la escalada con elegantes pasos que superamos en "libre", ya sabéis, agarrándonos donde nos da la gana, en una sucesión de Ao tan solo interrumpida por alguna pequeña salida en libre cuando aleja el parabol. Los tres primeros largos, que por cierto son más bien cortos porque roza la cuerda y no conviene empalmar, son de la misma tónica. Tal vez pueda liberarse más algún largo, pero la verdad es que una vez que te agarras a los paraboles es muy difícil soltarlos.
Solo en los dos últimos largos se escala algo, el penúltimo hasta un hombro y el último, un largo de más de cincuemta metros hasta la cima.
Resumiendo, acerada gimnástica con algo de escalada al final. Vía prescindible aunque siempre es interesante subir al Peña Sola por un sitio diferente, pero hay que reconocer que es más bonita la normal. Lo mejor, la compañía, el entorno,... y la sombra.
Por cierto que después de alguna confusión motivada por un error en la guía de Riglos de Felipe Guinda, nos enteramos que hemos escalado la Torrijos a Peña Sola.
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