Antes de ir, buscamos, pero no encontramos rastros digitales de Caracoles por estas tierras. Así que nos decidimos a dejar alguna baba por las tapias de Sierra Cantabria. Y para ello elegimos una de las vías, a priori, más digeribles del duro menú que ofrecen por allá, la Muskaria. La vía consta de seis largos, bastante cortos, con las reuniones equipadas con paraboles y algunas chapitas en largos. Roca buena, con algo de flora al inicio. Abierta por Angel Juste e Iñaki Erdozain. Acceso desde Meano (Navarra), cerca de Logroño. La reseña la tenéis en la guía de escalada de la Rioja.
Aquí van unas opiniones, subjetivas por supuesto (entre paréntesis, los grados que marca la guía). Primer largo (IIIº): zócalo guarrete y fácil. Segundo largo (6a+, 2 chapas): había oido hablar algo de este largo y cuando llegué al segundo y último parabolt (con sospechoso maillón), pensé que no era para tanto; un buen rato después, llegaba a la reunión con la boca seca y pensando que uno o dos clavitos en el muro final no estarían de más. Tercer largo (6b+, 3 chapas): después del apretón anterior, este precioso diedro es un placer; nos pareció 6a+ o 6b. Cuarto largo (6a, 1 chapa): bonito flanqueo con murete intermedio, V+. Quinto largo (6c, 4 chapas): travesía, muro, fisura..., entretenido, variado y no obligado. Sexto largo (6b, 3 chapas): premio final en forma de muro de gruyere, más cercano al 6a.
Mucha, mucha roca caliza en la larguísima Sierra de Cantabría. Tapias modestas en altura, pero de gran calidd y rutas exigentes. Por haber, hay hasta conglomerado (vías de hasta cuatro largos), sectores deportivos y muros de artificial.
En el segundo largo, roca buena y hierba fresca, cosas de la primavera.
El diedro del tercer largo, donde no hay chapa, se protege muy bien, un gustazo.
En la fácil y bonita travesía del cuarto largo, con una roca excelente.
Tercera reunión.
En los últimos metros, alguno terminó de darlo todo.
Sexto y último largo, cuando la bendita niebla acababa de levantar y el lorenzo comienzó a cascar.
Material usado: fisureros, micros y camalots hasta el 3, aunque lo que más usamos fueron los micros (¿cómo podíamos escalar antes sin estos cachivaches?). También conviene llevar algún cordino para puentes de roca (los hay) y bagas para sabinas. El grado obligado lo marca el segundo largo, después todo cuesta abajo.
Para bajar hay una línea de rápeles por la vía (comprobar en reseña), pero es más recomendable hacerlo por la cercana Regender, menos aérea y en solo dos rápeles con cuerdas de 60, te plantas abajo. Además, si la vía se nos ha hecho corta y nos quedan ganas, podemos aprovechar para volver a subir los últimos largos de la Regender, un diedro con muy buena pinta. Otra recomendación, elegir el día bien porque en verano aquí no tienen que aguantar ni las lagartijas, y mucho menos los caracoles.
A disfrutar
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