Picos de Europa
16 y 17 de mayo de 2015
El pasado mes de mayo me invitaron a asistir a las II
Jornadas de Montaña, Memorial Emilio Hernando, en Sotres, Asturias, en plenos
Picos de Europa. Unas sencillas y entrañables jornadas a las que asistieron los
hijos y familiares de Emilio, un montañero, alpinista, bilbaíno, muy querido,
al que conocí hace muchos años, en 1980, en Katmandú. Él formaba parte de la
expedición Tximix que ascendería al Everest, y nosotros íbamos al Baruntse en
la que era la primera expedición aragonesa al Himalaya. Nos volvimos a ver en
alguna ocasión y ya no tuve noticias suyas hasta su muerte hace dos años tras
una rápida y fatal enfermedad.
Cuando Bernabé Aguirre me propuso asistir, no me supe negar.
Tendría que participar dando una proyección, y elegí una sobre escaladas
clásicas en el Pirineo, en realidad una pequeña introducción a la amplia
historia de la escalada en el Pirineo ilustrada con fotos de mis escaladas a
las vías más “históricas”.
Estuve tan a gusto en Sotres, rodeado de gente conocida y de
amigos, que no me he resistido a contarlo en nuestro blog.
Y uno de los conocidos era Isidoro Cubillas que nos proyectó
un completísimo reportaje de los Picos de Europa, muy ordenado, elaborado y
documentado , tanto que, mientras yo lo veía me estaban entrando unas
irresistibles ganas de huir de allí con mi pobre proyección.
Al final, cuando al día siguiente me tocó mi turno de proyectar,
estaba tan a gusto contando mis cosas que no me importó que se hicieran
comparaciones. La gente, muy amable, aseguró que les había gustado y espero que
no fueran simples mentiras piadosas.
Pero también hubo tiempo para escalar. La abundancia de
nieve hizo que Aguirre variara los planes, y nos dirigimos a la Sur del
Valdecoro, una clásica en esta pared que tanto llama la atención cuando se la
mira desde Espinama, camino de Fuente De.
La corta aproximación hacia la Sur del Valdecoro que sigue el perfil de la aguja que se ve al fondo. |
Atravesamos toda la pista que une Sotres con los Prados de
Áliva y dejamos el vehículo casi a la altura de la pared. Fuimos tres cordadas,
guiados por Isidoro Cubillas y por Bernabé
Aguirre, verdaderos expertos en Picos, y yo tuve la suerte de escalar
con Julien Hernando, hijo de Emilio, y con Sebastián Álvaro, que no me explico cómo fue
capaz de escalar cargado con sus voluminosas cámaras de fotos. La escalada se desarrolla por la típica caliza blanca de
Picos, con una dificultad en torno al IV+, V, V+, con un largo de 6a que a mí
me salió Ao. Todo en medio de un soberbio paisaje verde entre el que
destacaban los rojos tejados de los pueblos
del valle y al otro lado la todavía nevada cumbre del Coriscao.
El paso clave, 6a/Ao
|
La vía comienza en la parte más baja de la pared y el primer
largo es por un canalón muy evidente, IV, después continúa por terreno fácil tendiendo a
ir hacia la izquierda pero enseguida hay que dirigirse hacia la derecha, III,
III+, en diagonal ascendente, hacia el filo del espolón vertical que está
parcialmente equipado y donde está el largo más difícil. Se trata de una fisura
de buena roca equipada con algún clavo y algún parabol, IV, V, 6ª/Ao.
El siguiente largo es una placa que da paso a una fisura atlética pero franca,
V+, y por terreno ya más fácil IV, en un largo más de IV ó IV+, se llega al
último largo, fácil, aéreo, pero muy herboso y tan difícil de asegurar que
todos, buscando dónde poner algo, terminamos en la cumbre sin haber metido ningún
seguro.
Largo de salida y una muestra del paisaje
Algunos dicen que la Sur del Valdecoro es una escalada muy herbosa, puede que sí, pero yo tengo el recuerdo de una vía aérea, de buena roca, fácil de asegurar, y cuando no, los seguros están puestos (excepto el último largo), y que hay que saber seguir para no perderse en alguna travesía. Seis o siete largos, casi trescientos metros, que te dejan muy satisfecho. O sería la compañía? Puede que todo un poco.
Algunos dicen que la Sur del Valdecoro es una escalada muy herbosa, puede que sí, pero yo tengo el recuerdo de una vía aérea, de buena roca, fácil de asegurar, y cuando no, los seguros están puestos (excepto el último largo), y que hay que saber seguir para no perderse en alguna travesía. Seis o siete largos, casi trescientos metros, que te dejan muy satisfecho. O sería la compañía? Puede que todo un poco.
El grupo en la cima |
Al día siguiente, Bernabé nos llevó a Juanjo Sansebastián y
a mí a una pequeña pared en Pandébano, a una vía corta, para pasar la mañana,
Wish you Were Here, 150 metros, V, un paso de V+. pero en un entorno
fantástico, justo frente al Naranjo de Bulnes.
Las paredes de Pandébano y el espolón que escalamos
|
Y con ese buen sabor de boca, y con muchas ganas de volver
para escalar algunas vías que ya llevan días en la carpeta de “asuntos
pendientes” dejamos los Picos de Europa que los Pirenaicos tenemos injustamente
olvidados.
Lorenzo
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