DIRECTA AL ESPOLON NORESTE DEL PIC DE RIBULS

Remi, Lorenzo y Chavi

Reseña empleada encontrada en la red L1 y L2 y L4 y L5 se empalman perfectamente


Siguiendo el espíritu de la piada del Cheba del otro día sobre escaladores mesopotámicos y el dominio de diversas lenguas, disfrutamos en esta ocasión de la compañía de un barbaro de posible origen sármata o roxolano que ha participado en más guerras que Stallone y Chuck Norris juntos.

Este hombre, responde al nombre de Remi,  es de aspecto bondadoso pero las uñas de los dedos gordos del pie más negras que el carbón resultado de batallas en territorios gélidos insinuaban que había atravesado a muchos romanos con su daga y sus flechas en la época de la dinastía flavia.

El sármata estuvo conversando con mi compañero, un veterano guerrero dacio que con su barba canosa y a falta de uñas negras lucía amputaciones  en diversos dedos recuerdo de sus campañas en Asia cuando luchó contra Fumanchú, también tiene un historial de primera.

Sentados alrededor de una mesa y abrazados a sus cafés con leche recordaron batallas terribles  y tal fué el algarabío que las buenas gentes que pasaban por allí huían despavoridas ante sus miradas lacerantes y sus risas resonantes.

Así que en excelente compañía con el sarmata y el dacio nos dirigimos al Pic de Ribuls.

Volviendo a aspectos más mundanos la Directa al espolón Noreste del Pic de Ribuls es una ultraclásica de la vecina Andorra, donde no hay largo malo, la roca es excelente, el entorno tranquilo y la aproximación y descenso rápidos.

El día no acompañó, bastante frío, un viento incómodo, nubes densas y amenaza de lluvia permanente.

Pero no hay nada como ser cabezón, en eso tuve mi aportación, para no reblar y a pesar de la nefasta climatología persistir en el objetivo.

Empezamos la escalada con mucho frío, manos y pies congelados pero a la altura del tercer largo ya sólo teníamos frío y notábamos manos y pies, bueno el dacio que tiene pocos dedos no sé lo que notaba y las uñas negras del sármata rebosaban de alegría.

La responsabilidad de las fotos me la dieron a mí ya que ellos olvidaron sus cámaras. Con una sonrisa en la boca les dije tranquilos que esta vez la llevo conmigo. Luichy nos había encargado una foto en cuestión y presto a hacer mis deberes apreté el botón y... no hay batería. Pasamos el resto del día haciendo fotos con las manos y el click con la boca ( va en serio es lo que hicimos) pero claro no os las puedo enseñar.

Y así con este relato majara os animo a que disfrutéis de esta preciosa y romántica actividad.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Para estos casos de apuro existe la antigua costumbre de realizar bocetos a mano alzada...pero puede que a tus compañeros se les acabe la paciencia, para lo que mola sumar al equipo una garrota de enebro o sabina con la que negociar los tiempos de espera.

LO GALLIMEDES