Escaladas en Le Quié de Sinsat. Primavera en Ariège.

Sinsat, La Pelle, con los tres sectores por donde va la Integral

2º largo de la Integral


PRIMAVERA EN ARIÈGE

Escaladas en Le Quié de Sinsat.

 

A pocos km de Tarascon, pasado Foix y a demasiados del País Vasco, justo enfrente del Plateau de Beille, conocido como fin de etapa del Tour y por su estación de esquí de fondo a casi 2000 m de altitud, se elevan sobre el fértil valle del Ariège unas soberbias moles calizas de hasta 400 m, orientadas al sur.

Es el puente del uno de mayo, en plena época de nidificación. La mayor parte de las grandes paredes tienen restricciones. Para nuestra fortuna, los sectores que nos interesan están libres.

A poca distancia de la aldea de Sinsat, un bonito parking al otro lado del río nos ofrece césped para vivaquear y algunas mesas para cocinar. Pero no hay fuente. El agua habrá que traerla en el coche. Unas respetables pendientes nos separan de las paredes. Las distancias son más bien cortas, pero el desnivel es considerable. Así que uno llega a la base de la vía relativamente “calentado” tras patear entre hora y hora y media.

Para nuestro primer día elegimos la gran clásica del lugar, la “Integral de Anaïs”. En realidad se trata de encadenar tres vías, cada una en un sector distinto, una encima de la otra, culminando en la cima de la Pelle.  Vamos, un recorrido de 400 m en 12 largos, equipado y con una dificultad de V+/6ª. En fin, a primera vista casi parecería una love-climbing.

Tras hora y cuarto de subida llegamos a la base del sector Pubis. Tenemos una cordada por delante, y otra nos seguirá, sin llegar a molestarnos. Empezamos por la vía “ Le plaisir du geste”, tres largos, 6ª, 5c+ y 5c. En el segundo sector hay varias alternativas, y elegimos la “Jeanne”, tres largos, 6ª+, 6ª y 5c. Y para terminar Anaïs, 6 largos entre el V y el 6ª con una pequeña sección de 6b+ o A0/6ª.

Ya, ya, love climbing… Los dos primeros muros son buenísimos, muy compactos, y ofrecen una escalada de calidad a la vez que exigente. La vía está equipada, pero con distancias, y hay que escalar entre las chapas. El grado es ajustado y duro, como suele ser en las vías de los 80 y 90 del pasado siglo.

El primer largo de “Jeanne” es alucinante, una placa técnica de 6ª+ donde la precisión en la colocación de los pies es vital. El siguiente largo, aparentemente más fácil (6ª), será para mí el más complicado. El compacto muro se vuelve vertical y las presas siguen siendo ínfimas. A duras penas pasaré en libre de segundo, yo más que 6ª lo cotaría de 6b o 6b+. ¿Tal vez saltara alguna presa? En cualquier caso, muy muy bueno.

La última parte, la ascensión a La Pelle por “Anaïs”, es de un carácter  más clásico, por un terreno más de montaña que de escuela. El primer largo tiene su ambiente, hay que tener cuidado con la roca, y hay distancias. Creo que metimos algún friend entre los seguros. El segundo largo discurre por un offwith que se las trae, bonito pero arrastrado (6ª). Falta una chapa, pero no es problema. En fin, para cuando llegamos al último largo, con la sección de 6b+, estamos tan cansados que trampeamos sin dudar.

Tras 7 horas de escalada estamos en la cima de la Pelle, contemplando las líneas de relieves cubiertas de bosques aparentemente infinitos… Al fondo reconocemos la pirámide del Dent d´Orlu, vieja conocida. Aun queda la bajada. La verdad, no es del todo evidente ni cómoda. El último muro se rapela, pero nos equivocamos de línea y aparecemos en una canal cutre y llena de vegetación…

Finalmente, regresamos al parking con el tiempo justo para cenar con luz, tan agotados que ni nos planteamos acercarnos al pueblo de Cabanes para el café. Eso sí, francamente satisfechos y eufóricos, tanto por la calidad de la escalada como por la media botella de Rioja crianza con que lo celebramos…

Tras la larga e intensa jornada de la víspera, elegimos para hoy otro de los sectores libres de restricciones. El sector Peppermint está un poco más lejos que los de  ayer, pero a cambio es más corto, no llega a los 300 m.

Le echamos el ojo a la primera vía abierta en la pared, “Peppermint”. Las paredes de Sinsat son tan compactas que a menudo exigen o mucho grado o escalada artificial, pero esta vía de 1980 es una excepción. Va siguiendo una línea de fisuras que permitió a los aperturistas escalarla sin usar expansiones, y sin dejar más que  pitones en la pared. Los tiempos cambian, y ya en los 2000 la vía fue reequipada en su totalidad. Así que este es el menú: Peppermint, 280 m, MD- 7 largos, 6ª. En teoría todo debería ir bien, pero vista la experiencia de ayer no nos fiamos.

Para cuando llegamos a la base ya hay dos cordadas en el sector, pero nuestra vía está libre. Enseguida aparecerá otra cordada que nos seguirá. Hay cierto meneo de escaladores en Sinsat, pero para nada nos ha parecido un sitio de moda.

Al igual que la víspera, también hay algunas distancias entre seguros, pero hoy el grado no nos parece duro, incluso al contrario. Y por lo demás, ¡¡la vía es muy pero que muy buena!! Fantástico el diedro del 2º largo, en el que se pasa de una bavaresa con canto a bonitos pasos de oposición. Y una gozada el 5º largo, el primero tras la vira, el más duro en teoría que va siguiendo una fisura que uno podría proteger perfectamente con cacharros. Lo gradúan de 6ª+, pero no será más de 6ª. En resumen, que hemos ido a parar a la CLASICA ASEQUIBLE de Sinsat.

Hoy no usaremos ningún cacharro, con 14 expreses es suficiente. En tres horas y media estamos en la cima, compartiendo reunión con una cordada de franceses de veintitantos que han subido por Start up. La suya es una vía muy homogénea en el 6c/7ª, y los tíos están exultantes, dicen que es lo mejor que han escalado nunca.

Llegamos al parking bastante frescos y en buen estado. Es hora de recoger y marchar. Mañana nos espera el Pic Fonta, otro de “Las 100 mejores…” Nos despedimos de Sinsat y sus tapias, que han cubierto totalmente nuestras expectativas. Hay vías muy duras por allí, pero seguro que todavía hay tarea para varias visitas…

Lasarte anaiak

Primer largo de Plaisir, 6a

El vivac


2º largo Plaisir, V+

Primer largo de Jeanne, 6a+ buenísimo

2º largo de Jeanne, 6a duro.


Entrando en Anais, ambiente más montaña

La Poire y sus vías de artifo

Estudiando el offwich




Muros finales de Anaís


Peppermint, primer largo



Sector Peppermint

Juan en el primer largo, V sup


Fantástico diedro en el L 2, 6ª


Precioso largo de fisura, 6a+ cómodo



Primavera en Ariège












 

PEQUEÑAS PAREDES, GRANDES ESCALADAS Cueto Agero

 

Risco Pardecillos

Pólvora, 2º largo

 

PEQUEÑAS PAREDES, GRANDES ESCALADAS

Cueto Agero, noviembre del 2024

Siguiendo los pasos de Juan, asciendo por la fisura en arco de círculo. Poco a poco va ganando verticalidad, pero aun se presenta franca y gozosa. Algún paso en oposición, buenos emplazamientos para los seguros. Abajo quedaron un par de puentes de roca. Pero ahora la fisura se estampa contra un techito, que la vía bordea por la derecha. Un muro vertical y compacto, con pequeñas rugosidades de las que hay que progresar. Por suerte aparecen los parabolts. Hay un buen apretón en perspectiva, pero con la cuerda desde arriba todo es más fácil… 6ª+.

Llego a la reunión, desde donde Juan me asegura. Recupero un poco el aliento y miro hacia arriba. La pared no es vertical, pero casi. No alcanzo a ver el final del largo. Lo que diviso es una fisura estrecha, a veces demasiado incluso para protegerla, inserta en una especie de canal abierta y poco definida. Tal vez algunas presas en la canal, a la derecha de la fisura, puedan ayudar… Ningún seguro a la vista.

Volvemos a mirar el croquis. Un largo largo, de 40 ó 50 m, sin expansiones. Solo dos clavos que no alcanzamos a ver. 6ª+. Así que debe de haber fisura para protegerse, espero. Un largo de esos que tanto nos gustan, que tanto tememos. Escalada de aventura de verdad, donde no es seguro que salgamos por arriba… O tal vez sí, pero no las tenemos todas consigo. Bueno, en definitiva, una de esas vías que te recuerdan qué es lo que amas en la escalada, qué es lo que te hace continuar por este sendero que elegiste hace ya más de 40 años. Un largo para dar sentido a esas periódicas y frecuentes  sesiones de deportiva, (satisfactorias, por supuesto), para que dejen ser una especie de gimnasia de mantenimiento. Un largo intenso esperando que vuelva el tiempo de las grandes paredes, y antes de que nos caduque.

Así que sin más demora, cargado de txatarra comienzo a progresar. Avanzo unos metros, protegido por microfriends en la fisura. Llevo las piezas pequeñas y medianas a mano, pues parece que la fisura será estrecha. Pero aún quedan muchos metros, y temo quedarme corto de material del tamaño adecuado. Hay que asegurarse con cabeza.

Tras 6 ó 7 m llego a una sección bastante dura e incómoda. La fisura, a la que hasta ahora me agarraba y que me permitía protegerme, se vuelve ciega. Abro la pierna de la derecha en una oposición precaria en la huidiza canal. Intento meter los microfriends más pequeños en la fisura, pero no quedan bien. Luego lo intento con algún fisurero. Tampoco. Y a todo esto, me estoy cansando. A la altura de mi rostro, a la derecha de la fisura, una laja parece haber saltado. ¿Sería el emplazamiento del clavo que marca el croquis, que ha saltado en algún vuelo?

Se impone una huida hacia adelante. Algo más arriba hay un par de presas a la derecha… Con unos pasos en oposición, en precario equilibrio las alcanzo. Uff! Gracias a ellas me incorporo con rapidez a una posición bastante más cómoda. Estoy tan aliviado que casi no veo el pitón, que por fin aparece, en una laja lateral muy parecida a la que había visto antes. Mosquetoneo el clavo y respiro. Aun quedan 30 o 35 m.

La fisura continúa, ahora más cómoda de ascender y de proteger, y me regala unos movimientos bellísimos. Pero sigo racionando las piezas de que dispongo para protegerme, usando para ello fisureros cuando es posible, y reservando los friends. Tras 20 m de largo o así, aparezco en una repisa que me ofrece un buen reposo. Justo encima tengo otro pitón, del que pende un anillo de cuerda descolorido. Estoy a punto de tener que usar la navaja, pero al fin consigo enhebrar un mosquetón. Este es el último seguro fijo, y todavía queda mucho largo. No voy a negar que en esos momentos me hubiera sentido más confiado si en lugar de dos pitones hubiera encontrado dos parabolts, pero ahora sé que la intensidad de lo vivido y la huella que ha dejado en mi memoria no serían iguales.

Por encima de la repisa la pared se vuelve vertical, y me impide ver lo que sigue. La fisura continúa, un labio bastante más saliente que el otro. Me asomo a ella: no ofrece buenas presas ni empotres evidentes, pero sí un canto bastante definido. Toca escalar en bavaresa.

El comienzo es atlético y tira para atrás, pero a los pocos pasos empiezan a aparecer apoyos para los pies. Para mi fortuna, pasados unos metros la fisura parece ensancharse. Aún en bavaresa, colgado de un brazo busco en el portamaterial y logro instalar un buen camelot del dos. Pocos metros más arriba, me aseguro con otra pieza de igual tamaño. El protegerme con dos piezas de las gordas me da confianza, además el terreno se tumba un poco y puedo visualizar lo que queda de largo. De nuevo la fisura se estrecha, pero el terreno se vuelve más cómodo y ya sé que tengo piezas suficientes. En total, además de los dos pitones, usaré otras 13 piezas, entre fisus, aliens, camelots y tótems. Antes siquiera de llegar a la reunión, una oleada de alivio y satisfacción salpicadas de exaltación se va adueñando de mí, un don de la roca que me acompañará en los momentos más insulsos y monótonos de mi vida añadiéndoles sabor…

Esta vez es Juan quien sigue mis pasos para llegar a la reunión, encantado también con el largo y la escalada. En dos rápeles estamos en el suelo. Hoy hemos escalado solo 4 largos, los dos primeros de Sanguinaria (V-Vsup) y los dos primeros de La Pólvora (6ª+, 6ª+ ). Pero aunque hay tiempo para otra subida, ambos nos sentimos física y psicológicamente agotados, además de satisfechos. Y cuando tras la afarimerienda en Lebeña nos acerquemos a Potes para un café, la fatiga se hará presente.  

Hay muchas vías de este pelo en Cueto Agero y alrededores. Los locales han sabido mantener ese carácter salvaje y de aventura en la mayor parte de sectores. Mientras en nuestra tierra parece no haber alternativa a la escalada deportiva, y en Aragón incluso proliferan las vías sobreequipadas, aquí el compromiso de las vías no depende de su longitud. Incluso en paredes pequeñas, pueden encontrarse grandes escaladas. Tampoco es que sean vías expuestas: cuando no hay fisura, aparece el parabolt. Pero es una escalada que requiere oficio, además de grado. Te pide más, y te da absolutamente más.

Estamos escalando en un contrafuerte del Risco Pardecillos, recorrido por bastantes vías de 3 ó 4 largos equipadas de esta manera. De ellas, 4 ó 5 son asequibles para nosotros por su grado. Mañana, tras vivaquear en Lebeña volveremos a subir la empinada cuesta desde Allende, atravesando el encinar lastrados por la pesada mochila. ¡Casi llevamos la misma chatarra que llevariámos a Yosemite! Mañana le tocará a Osiris, otra hermosa vía que ya recorrimos hace décadas. Otra vez fisuras técnicas a proteger, majestuosos diedros y un final apoteósico por unas verticales lajas protegidas por dos parabolts. Tres largos, 6b-Vsup-6ª+

Lo dicho. Pequeñas paredes, grandes escaladas.

Lasarte anaiak


Cueto Agero desde Lebeña


Sanguinaria, primer largo


Sanguinaria, 2º largo


Polvora, primer largo


2º largo de Pólvora









Uff, la que hemos librado!


Osiris, una gran clásica


Tercer largo de Osiris

Osiris primer largo


Osiris, el fantástico diedro del 2º largo