Cara S del Pic des Sarradets, 2741 m












Cara S del Pic des Sarradets, 2741 m


Hace ya unos años que nos pusimos con aplicación a la tarea de terminar las “100 mejores” de Bellefon. Afortunadamente, que los años no pasan en balde. Así que en principio nos centramos en recorrer y tachar las más difíciles y comprometidas de la lista. La verdad es que han sido algunas de las escaladas más exigentes, severas y gratificantes de nuestra vida alpinística. Pero una vez liquidadas, afortunadamente ahora podemos plantearnos las restantes con más tranquilidad y relajo. E incluso podemos aprovechar para compartirlas con los amigos en “alegre biribilketa”. 
Vignemale al amanecer
Ahí está la placa...
 De modo que a primeros de octubre nos juntamos cinco amigos con la firme intención de recorrer la ya legendaria (al menos para los de nuestra edad) placa de Sarradets. Todos jocosos y alegres menos Gontzal, que con la edad está volviéndose un auténtico cascarrabias. Pero como contamos con su apartamento para vivaquear, no ha habido más remedio que invitarle.

En el zócalo
Entrando en la placa, IV-V
 
A eso de las 8 de la mañana amanece en el Col de Tentes (2208 m), sobre Gavarnie. El día se presenta esplendoroso, despejado y soleado. Pero no hay que relajarse, según Meteofrance, una potente borrasca entra por la tarde. Por el momento, los relieves pirenaicos lucen rojizos al sol naciente, y la senda hacia Bujaruelo y Sarradets bulle de actividad: pateadores en grupo o solitarios, runners, parejas con bebés en la mochila… Acostumbrado a ver este entorno en invierno, se me hace raro deambular bajo la muralla del Taillon y verla desnuda, sin nieve. Una corta subida, y en el col de Sarradets, a unos 2550m, nos separamos del mogollón que tira hacia el refugio (cerrado por obras) y hacia la Brecha de Roland. Nosotros bordeamos la base de la cara sur del Pic des Sarradets, un conjunto de placas de caliza rojiza que se elevan hasta los 2741 m, con una orientación inmejorable. Cuando llegamos a la base de la vía, tras poco más de una hora, el sol calienta ya la pared.


A pocos minutos del Ref de Sarradets, y con una cómoda aproximación incluso saliendo del parking del Col de Tentes, no se trata de una pared de envergadura, al contrario. El que quiera compromiso y severidad, no tiene más que mirar hacia el otro lado, hacia la sombría cara N de la Torre de Marboré y sus vías. Pero hoy no toca. Hoy se trata de una escalada simpática, no demasiado larga ni demasiado difícil, con muy buena roca, que nos conducirá a una de esas cimas secundarias, pero que ofrecen vistas sin igual sobre el circo de Gavarnie y sus relieves, tan queridos para los pirineístas. 



Nuestro objetivo es la nº 35 de “Las 100 mejores”, la clásica a la cara S del Pic de Sarradets (1962, Adagas y Lasalle). Además de la biblia de Bellefon, la más moderna guía de Luichi, “Plaquettes dans les vallées des Gaves”, ofrece un muy buen croquis, además de proponernos una posibilidad de alargar la escalada empezando por los dos primeros largos de “La brecha de Ronaldo” abierta por Luichi en 2011. Tras superar así el primer zócalo, atravesamos una terraza pródiga en edelweiss, ¡y ya estamos allí, al pie de la “Placa de Sarradets”! Una placa no demasiado vertical, con mucho canto, limitada por sendas fisuras-diedros a cada lado. Una escalada gozosa, de IV/V. protegida hoy en día por dos o tres parabolts y algún pitón en la parte superior.


Uno recuerda la foto en blanco y negro del libro de Bellefon, y por un momento lamenta no estar escalando canteando las suelas vibram de las botas en los relieves… Pero la verdad, sin los gatos, la corta sección de 6ª poco más arriba sería difícil de verdad. En 1979, la vía clásica fue enderezada con una serie de variantes, protegidas parcialmente con expansiones. Hoy en día se le conoce como la directa. El resultado final es una escalada homogénea en el V grado (con breves tramos de V sup y un 6ª) bellísima, entre placas, espolones, fisuras y algún diedro. Reuniones equipadas con parabolts, así como algunos puntos intermedios. Llevaremos 8 expreses, y lo habitual para asegurarse: fisureros y un juego de friends, desde aliens hasta el camelot 3.

Murito de 6a tras la placa.


Escalamos al sol, disfrutando del entorno, de los movimientos, de la compañía. El glaciar del Taillon luce hermoso en su pequeñez, las chorreras que escapan de los últimos neveros ya se han helado. En esta escalada, hoy no hay lugar para la severidad, todo es disfrute. ¡Una buena, muy buena vía! 


Llegando a la cima

En poco menos de cuatro horas estamos en la cima, contemplando las murallas que nos rodean, y las cimas que se extienden en el horizonte. Sin embargo, como estaba previsto, el cielo se cubre, se levanta el aire y cae la temperatura. Toca abrigarse. Descendemos destrepando por la vía normal (posible rappel), el sol vuelve a aparecer, pero de nuevo chispea mientras volvemos al coche. Atrás queda una hermosa jornada, y atrás queda un trío de franceses despistados que demasiado tarde ya, pululaban por la base de la pared sin acabar de encontrar la entrada a la vía. Espero que no entraran, pues la tormenta amenazaba.




Mientras volvemos a casa en coche, aun maravillados por la belleza de la actividad y de la jornada, comienza a jarrear. ¿Habrá sido nuestra despedida al alto Pirineo por este año?

 

 Lasarte anaiak



2 comentarios:

Anónimo dijo...

O bellefon bellefon! como ha hecho soñar ese libro y que placer cuando por fin te encuentras en ese lugar que has visto 100 veces desde hace muchos años en una foto sugerente que hace volar la imaginación.

Enhorabuena Lasarte´s por el tesón pero sobre todo por la pasión que lleváis dentro.

A la última quiero ir!

Ch.R. (no es Christian Ravier!!!)

Patxi Lasarte dijo...

Te tomamos la palabra, Ch.R. Espero que no pase demasiados años, je je!