VOLVER AL INVIERNO. GAVARNIE

 

 

VOLVER AL INVIERNO

 Gavarnie,  febrero del 22.

Gontzal y Pablo ante un circo escaso

Dopamine, primer largo.
 

Miro y remiro las fotos de Gavarnie con la idea de seleccionar las más significativas, pero nada, no hay manera, no me decido. Y es que Gavarnie encierra para mí la quintaesencia de lo que es el alpinismo invernal, y cada instantánea la refleja a su manera: la improbable belleza de esas efímeras arquitecturas heladas, la agreste y salvaje grandiosidad de los relieves alpinos, la severidad y el compromiso del terreno de aventura… En Gavarnie ninguna escalada es anodina. Y un invierno sin Gavarnie, sinceramente, ni es invierno ni es nada. Por eso me siento feliz y agradecido por haber vuelto allí, más aun en estos tiempos de calentamiento global. Y por eso también, tras dos inviernos en el dique seco deseaba tanto como temía volver a sus líneas heladas.

Mientras yo andaba paseando por el Atxerito, Gontzal no perdía el tiempo y se estrenaba en el circo escalando Fluido Glacial. Me comenta por teléfono que hay poco hielo, y pocas líneas formadas, pero que las que están, están bien. Eso sí, más tiesas y duras de lo habitual, por la falta de hielo.

Así que quedamos para el fin de semana, por un lado Gontzal, el maestro del hielo, que si no anda por las cien ascensiones al circo poco le quedará, por otro Pablo la ya no tan joven eterna promesas del alpinismo donostiarra, y por fin servidor, pequeño saltamontes muy motivado. La idea es hacer una rápida ascensión a Freezanté, para que Gonzalo pueda estar de birras con Isabel y la cuadrilla a una hora prudencial.

 

Jugando con la niebla

Empieza mal la cosa. A las 6:30, tenemos 8ºC en Luz a primeros de febrero. Demasiado calor. El termómetro baja hasta los 2ºC en Gavarnie pueblo, pero mientras preparamos las mochilas, la bruma que nos envuelve va transformándose en ¡lluvia! Creo que es la primera vez que voy lloviendo a escalar en hielo…

Pasado el Hotel del Cirque, empieza a clarear. Nubes bajas, a tramos neblina, pero al menosha parado de llover. Sigue sin hacer frío, pero bueno. Hay cuatro líneas formadas, Freezanté, Fluido (sin la columna), Ice Fall y Dopamine, y ya hay varias cordadas instaladas en algunas bases. Entristece un poco ver el circo tan escaso de hielo. Desechamos Freezanté, ya ocupada, y aun tenemos que echar un sprint para llegar los primeros a Dopamine. Uff! Uno está ya mayor para carreritas.


Llegando a la 2ª reunión

Rondaremos los 0ºC. Por secciones las cascadas chorrean bastante agua, que se ve y se escucha demasiado para nuestra tranquilidad. Pero bueno, ya que estamos, habrá que probar. Y como la duda mata, me pido los primeros largos.

¡Zump! Para mi sorpresa, con el primer pioletazo descubro que el hielo esta sumamente plástico y cómodo para progresar, cosas de la temperatura. Los piolos entran de cine, casi sin querer, y los tornillos también, así que el reencuentro con el hielo tras dos años de ayuno es todo un placer. Además, logramos esquivar las zonas que escurren agua sin mayores problemas. 

Tercer largo, el más vertical, poca cosa para Gontzal


El día sigue raro, a veces clarea, a veces neblina, e incluso a ratos nieva. Mientras no llueva… Gontzal se pone en cabeza, hay un largo más pino de lo habitual, con curiosas coliflores de hielo muy cómodas para ganchear, pero no tanto para protegerse.

Así, sin mucho problema, llegamos a la gran vira, a dos tercios de pared. Atravesamos a la izquierda hacia el chorro helado de Misticos, por donde saldremos de la pared. Una super estética colada de hielo de inclinación moderada, de 70º a 85º, que se supera en dos largos. A estas alturas ya está claro que si seguimos escalando Gontzal llegará tarde a las birras. Es lo que tiene escalar tres. Por otro lado, el sonido del agua no precisamente helada es más intenso, y por zonas chorrea un montón. Pablo y yo, más que satisfechos por nuestro reencuentro tan dócil y agradable con el hielo, le planteamos a Gontzal la posibilidad de bajar desde aquí si así lo prefiere. Pero este está ya poseído por el ansia… De hecho, en un año malo como este al final sumará cuatro cascadas en Gavarnie. Así que tiramos para arriba.

En la gran vira, tras el 4º largo. Al fondo, Banzayous


La hermosa salida de Misticos.

Sin embargo, no podemos evitar que las cuerdas y nuestros guantes se empapen. En fin.

Último largo. Curiosamente, la temperatura baja unos grados, lo suficiente para helar en un momento cuerdas y guantes, y para devolverle al hielo empapado esa solidez quebradiza tan incómoda. Bueno. Enseguida estamos en las campas de arriba. Gontzal tiene dificultades para recoger las cuerdas heladas. Pero ya está.

El cielo se abre, mostrándonos una vez más el maravilloso espectáculo de las cimas del circo, y el apetecible pero lejano 2º escalón del circo, en una de cuyas cascadas deambula una cordada. Ay! (Suspiro) ¿Podré alguna vez encadenar los dos pisos en el día, o se me habrá pasado ya el arroz? 

5º largo

  

Atravesamos hacia los ráppeles de Fluido, e iniciamos el descenso. Las cuerdas, heladas, están bastante tiesas, pero bueno, según rappelamos van perdiendo parte de su rigidez.

El penúltimo rappel es especialmente largo y vertical, en diagonal a la derecha a pillar la reunión en la base de la columna (ahora inexistente, falta de hielo) Gontzal baja primero, con un nudo machard como acostumbra como autobloqueante. Tarda bastante, mucho en realidad. Pero bueno. Los ráppeles están equipados con parabolts, y Pablo y yo charlamos despreocupados. Al final, un grito de Gontzal nos indica que las cuerdas están libres. Empiezo a rappelar. Como de costumbre cuando no bajo en cabeza, he retirado el shunt, y bajo solo con el reverso.  Y empiezo a notar que algo va mal. En este tramo tan vertical, no consigo frenar la cuerda lo  suficiente. Y sé que todavía se va a poner más pino. Aunque no cojo velocidad, empiezo a ser consciente de que no puedo detenerme. Y eso que hago toda la fuerza que puedo, y me he cambiado de guantes para llevarlos secos. Puta cuerda helada…


Gontzal peleando con las cuedas heladas

Saliendo de Dopamine

 Cuando empiezo a ponerme nervioso, pues el terreno se pone tieso de verdad, aparece una repisilla, y junto a ella el cordino de un abalakov. Uff!! Logro detenerme en la repisa, me fijo al cordino y a toda hostia pongo el shunt autobloqueante en su sitio… Y le pego un grito a Pablo poniéndole en guardia, para que también baje con autobloqueante.

Ya más tranquilo, sigo bajando el vertical paño helado. Ahí tenía que estar la columna que este año no se ha formado, pero en su lugar los últimos 4 ó 5 m del rappel están volados, la cuerda cuelga sin tocar pared hasta llegar a la altura de la reunión, unos metros a la derecha. Justo antes de llegar al tramo volado, hablo con Gontzal. El machard se le ha atascado en ese tramo, y ha estado un buen rato colgando sin tocar pared, girando en el vacío hasta lograr aflojarlo. De ahí su tardanza.

Con el shunt no tengo problemas en superar el salto, y llego a la reunión. Inmediatamente fijo los extremos de las cuerdas con un nudo a un mosquetón de seguro, y llamamos a Pablo. 

El segundo muro.

Al rato, este aparece, también con un nudo machard. Le contamos lo sucedido a Gontzal, y le aconsejamos que afloje su nudo para no quedar atascado. Pablo así lo hace, pero la leve aceleración que gana es suficiente para que tras pasar el tramo volado siga bajando sin poder controlar la cuerda. Su cara es un poema… hasta que llega al final del bucle que forman las cuerdas, fijadas a la reunión… Estamos a salvo.

La verdad es que hacía años que no vivía una situación tan potencialmente peligrosa en montaña. En Gavarnie, ninguna actividad es anodina, nunca hay que bajar la guardia, ni siquiera en un descenso perfectamente equipado. A lo largo de los años hemos vivido de todo, desde atascos de cuerda que han obligado a regresar con otras cuerdas al día siguiente, hasta aludes que han desintegrado las mochilas. Incluso sé de uno que se saltó una reunión y tuvo que colgarse de un par de tornillos hasta que los de arriba le “rescataron”, je je. 


Pablo descendiendo el inexistente churro de Fluido Glacial


Un buen susto.

 

Pero finalmente estamos todos en la base, mirando embelesados la bella estampa del circo helado al atardecer.

Y volveré a casa satisfecho, por la librada y por la escalada, y agradecido de poder disfrutar un invierno más de la magia de Gavarnie. Quién sabe, a estas edades cada vez puede ser la última.

Un mes más tarde, un escalador francés murió en el circo. Al parecer, un alud lo arrastró mientras rappelaba, y cayó hasta la base. Sus compañeros, fijados a una reunión, se salvaron. Descanse en paz.

Dopamine saliendo por Misticos IV, 4+, 300 m

Patxi Lasarte, con Gontzal y Pablo

 

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