TELERA, ESPOLÓN DE LOS NAVARROS
Junio del 2019
Tres semanas sin librar para
escalar… Bueno, no del todo. Algunas tardes, con Josu y Carlos, las paredes de
Sobrón nos sirven para ponernos a punto. Y mientras, el fresquito de comienzos
de junio ya es historia y nos vemos inmersos en la primera ola de calor del
verano. Se impone la sombra. Así que nos acordamos de Telera.
Orchis ustulata |
Qué lejos quedan los años de
nuestras primeras visitas invernales. En aquella época, fuéramos a donde
fuéramos, siempre se nos escapaba una mirada hacia el Watade. Primero de temor,
y luego de interés y curiosidad, pues ya entonces esta goulotte no se formaba
todos los años. (Imagino que la cosa habrá ido a peor, ya me gustaría saber cuándo
se formo en condiciones por última vez…) Pero además, la visión de la línea
blanca, escoltada por el airoso espolón que la limita y protege, es magnífica.
Entrando en el espolón, primer largo |
Pronto supimos que por ahí discurría una vía,
una clásica un tanto abandonada, el Pilar de los Navarros (Aldaya, Feliú,
Santaquiteria y Tapia, 1970). Palabras mayores. Hablamos de los mismos navarros
que abrieron el Pilar Sur del Aspe, de la generación que se curtió explorando e
inventando Etxauri antes de dejar su huella en Hindu-Kush, Himalaya, Denali…
Las vías de los Navarros eran cosa seria.
Aunque teníamos un croquis de la
vía, la verdad es que no pensaba yo que volvería a escalar en las paredes de
Telera. Pero con este calor tal vez no sea mala idea. Dicen que es el mejor
paño de roca de la sierra, peor que el Diedro Central no será, je je. Pero
sobre todo, es el recuerdo de su airoso perfil el que nos decide.
Llegando a la 2ª R |
El día en cuestión, a finales de junio, madrugamos a saco, pero ni aun así
libramos el calor. La aproximación será un tanto sufrida, y para cuando
decidimos dejar una mochila y los bastones junto unos grandes bloques, ya nos
hemos pulido uno de los tres litros de agua que llevamos. La verdad es que
vamos lastrados. Ante la duda de la posible presencia de neveros en la base,
subimos con botas de trekking e incluso crampones. ¡Ilusos, eso era antes del
calentamiento global! Con las zapatillas es más que suficiente.
En el tercer largo |
Seguimos en el tercero |
Por una vira accedemos al filo del espolón. Una placa de aspecto compacto
nos da la bienvenida. Algún pitón y manchas de magnesio. El primer largo tiene
un paso picante que acabamos acerando, alrededor del cual la concentración de
magnesio es sospechosamente alta. El largo sigue, ya fuera de la vista del
compañero, por buenas fisuras y roca sólida, hasta la reunión. Un par de
pitones y un fisurero, todo ello unido por un cordino más bien nuevo. Se diría
que de aquí se ha bajado alguien.
Empezando el cuarto largo |
El segundo largo es bastante menos vistoso, con un amplio zigzag y terreno
más tumbado y fácil hasta otra reunión. A partir de aquí la tapia gana en
verticalidad y ambiente. Y también en compromiso. La pared toma un aspecto
ordesiano, a veces con bloques apilados unos sobre otros entre los que se abren
paso diedros y canales-chimeneas. El
tema es que los bloques no son del todo sólidos, y hay que tantear con cuidado
antes de traccionar. Algunos bloques son seguros, otros son buenos para
apoyarse pero no para tirar, y hay otros que mejor ni tocarlos. Por suerte, se
sube bastante bien en oposición, y con un poco de cuidado no es difícil
encontrar buenas fisuras para asegurarse a caldo. En resumen, una danza
delicada y exquisita con mucho ambiente.
Cuarta reunión, ambiente ordesiano |
A todo esto, poco antes de un tramo especialmente problemático, las manchas
de magnesio hacen su aparición por última vez, junto a un nuevo tinglado de
rappel improvisado reforzando un clavo.
Serán dos largos por un terreno similar, vertical y delicado, que sin ser
extremadamente difíciles, exigen cuidado y atención plena. Mindfullness, como
se dice ahora. El final del cuarto largo recorre un herbazal verticalillo y
cómodo hasta una reunión, que se halla bastante a la derecha de la vertical del
largo, al contrario de lo que marca el croquis original, y tal y como se recoge
en bastantes piadas.
Quinto largo, verticalidad y sombra |
¡Ahora por fin estamos a la sombra! Pues resulta que el espolón tiene una
orientación NE que hace que le dé el sol matinal. Estamos en una especie de
anfiteatro muy vertical y ¡ahora sí! de aspecto compacto. Los dos siguientes
largos serán muy buenos, por buena roca y con una verticalidad que no decae
hasta el final. El primero supera una placa para enlazar luego un diedro tras
otro. Después toca recorrer un diedro-canal con algún bloque empotrado
inestable al principio, que se esquiva bien. V sup exigentes, de los que
seguramente se cotizarán como 6ª en más de una escuela. Aquí y allá aparecen
pitones marcando el camino, y el resto se protege bien llevando lo habitual:
fisus, aliens, y un juego de tótems o camelots hasta el nº 3, repitiendo los
medianos. Y pitones por si acaso.
Empezando el 6º largo |
Y así nos plantamos en una vira, a escasos 10 m de la cima del espolón.
Echo un vistazo al último largo: una sección desplomadilla y atlética protegida
por tres pitones. Con los brazos ya bien castigados, la verdad es que no me
apetece sufrir acerando en el desplome… Una de las pocas cosas buenas de
envejecer es que ya no tenemos nada que demostrar, je je. Intercambiamos una
mirada, y salimos por la vira de la izquierda, 15 m andando, una trepada y ya
estamos en la cima, disfrutando de las vistas. ¡Quién lo habría pensado hace
solo una semana!
5ª R |
Saliendo a la vira |
La vira de la 6ª R |
En resumen, una buena vía, con carácter y ambiente, en un espolón airoso y
estético. Tardaremos 5 h y pico en la vía y en total unas 11 h de coche a
coche… ¡hacía mucho calor! Vía poco equipada, con tramos de roca (muy)
delicada, aunque se protege muy bien. No tomarse el grado a la ligera, sus V
sup a veces bien valen un 6ª. Por otro lado, las cordadas con margen y
experiencia en estos terrenos disfrutarán de la vía. Muy buena opción para
saber de qué va eso del pirineismo de aventura, antes de entrar en otras vías
de más envergadura como el Diedro Central en Telera, Norte del Arbizon, Sur del
Estos, Espolón Bellefón en Vignemale…
El otro día también la repetimos con Lorenzo.
ResponderEliminarBuena, verdad? De hecho, los comentarios de Lorenzo en otra entrada son los culpables de que nos animaron a entrarle a la vía.
ResponderEliminarBueno, tiene sus cosas buenas y sus no tan buenas...
ResponderEliminarPirineismo de aventura!!!!????
ResponderEliminarPero eso que es???
Un abrazo, Chavi
Jajaja, a nosotros también nos dio pereza el último apretón y nos escaqueamos por la vira.
ResponderEliminarEs un tipo de escalada que a mí me gusta mucho y con Luichy hice mi quinta ascensión de esta vía.
Un abrazo.