CASAS CHANI, SERRAT DEL MORO, MONTSERRAT

16 junio 2016

Chavi y Lorenzo

Aunque nunca me he considerado un escalador, al menos tal como ahora se entiende que uno lo es, puedo decir que aprendí mis primeras nociones de escalada hace ya cuarenta y ocho años, y que desde entonces no he dejado de escalar con mayor o menos frecuencia, por eso me avergüenza reconocer que apenas conozco Montserrat y que, en cada una de las las contadísimas ocasiones que allí he escalado, he renovado mi propósito de volver más a menudo, pero … siempre hay algún pero para no cumplir los propósitos.

Por eso, cuando Chavi me propuso acompañarle a escalar la Casas Chani, no me lo pensé ni un momento y para allá que nos fuimos. Un buen madrugón aprovechando un día que se pronosticaba fresco (mejor no ir allí con mucho calor) y una panzada de kilómetros (tampoco son tantos) para escalar una bonita vía, no muy repetida por su vetusto equipamiento (salvo los dos primeros largos equipados con paraboles, el resto de la equipación, reuniones incluidas, son viejos buriles y viejos clavos) y por estar algo eclipsada por su vecina y popular Mas Brullet.

Parece ser que este tipo de vías que surcan el Serrat del Moro, a la derecha de la famosa Pared del Aeri, donde predominan las fisuras y diedros, no es la escalada más montserratina, más caracterizada por las placas de garbancillo, pero para unos escaladores foráneos como nosotros estas fisuras atléticas, donde a menudo es posible asegurar al gusto, nos permiten no sentirnos unos extraños y disfrutar de la escalada.

Comienza la vía en un diedro que se escala en dos largos reequipados con paraboles después de que un desprendimiento desfigurara la vía original (V+y V+/Ae). El tercer largo, V, 6a, lleva hasta  una cornisa que se recorre en el cuarto largo antes de progresar, una vez pasada una reunión que no se utiliza,  por un terreno fácil (IV) pero delicado por la mala calidad de la roca, hasta la cuarta reunión. El quinto largo, posiblemente el más bonito de la vía, escala una bonita fisura vertical y atlética hasta debajo de un techo que se flanquea hacia la izquierda (V/A0, V). El sexto largo sigue un diedro atlético (V+) al final del cual hay que escalar en diagonal hacia la izquierda unas placas tumbadas y muy aéreas hasta una reunión con ¡¡seis ¡¡ buriles, alguno con bastante mal aspecto. El siguiente largo, el séptimo, continúa hacia la derecha, por una placa equipada con tres o cuatro buriles (A0 ó 6b) por la que se llega a un corto diedro muy visible, difícil de escalar (6a) y de proteger, hasta una gran sabina donde se monta la reunión. El octavo largo sigue un diedro que sube recto  (IV+, V) hasta una serie de sabinas. Mejor montar la reunión en la más alta, justo a la altura de una cornisa por donde discurre el último largo. La cornisa se recorre hacia la derecha caminando y al final de ella, se escala el último resalte (IV) que lleva al final de la vía. Total, unas siete horas para 300 metros de escalada.

Muy bonita escalada, del todo recomendable, con una corta aproximación, apenas veinte minutos, y con  entorno muy bonito, en la cara nordeste del macizo, con la Pared del Aeri y el Cavall Bernat como fondo. Lástima del constante ruido de vehículos, sobre todo las ruidosas motos que parece que tienen como circuito a la sinuosa carretera que lleva al monasterio, que turban y rompen el encanto de estas paredes .

Para descender, lo más cómodo es rapelar por la Mas Brullet donde hay una línea de rápeles instalados con paraboles con anillas.

Lo peor de todo es que, rapelando por la Mas Brullet al lado esas fisuras tan apetitosas se te ponen unas irrefrenables ganas de escalar esta mítica vía montserratina, y es que se dice por allí que “el que no ha escalado la Mas Brullet, no ha escalado en Montserrat”, así que por mi parte, ya estoy planeando a ver a quien engaño para volver este verano al Serrat del Moro.

Lorenzo               

Comienzo del primer largo

Segundo largo

Quinto largo

Sexto largo

Séptimo largo

Detalle de una reunión

Los horrores de Montserral

El paisaje desde la vía